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Mensajes - Hidalgo Yrianna

#1
Carpe Diem / Re:La Mente de un Psicopata
Marzo 14, 2020, 01:15:30 PM
Miembros: @Fuquene Sergio @Rodelo Diana @Dorado Paola @Rios Victoria @mendoza nayerlin

Esta pintura habla desde mi punto de vista sobre "El  psicópata" en si, si te das cuenta esta pintura te da un aire a la locura humana y como de vería la vida a través de los ojos de estas personas, la oscuridad, la tristeza, la  desilusión, el mundo tan abstracto en donde viven y mas cosas. Si le prestas bastante atención te das cuenta de lo fuerte y aterradora que es, pero también lo realista que puede llegar a hacer pues para estas personas.

Una pintura, titulada:

El deterioro de la mente sobre la materia
Es una imagen aterradora de un cráneo humano en descomposición firmemente instalado en una jaula de pájaros diabólica en la que la sangre gorda del ser físico del hombre yace sin vida en la base. La carne de separación del scull está asegurada por un pasador de seguridad tromp-loeil. Esta es realmente una imagen que podría haber sido utilizada en los números anteriores de Tales From The Crypt, de hecho, recuerda a su manera aterradora la imaginación de Edgar Allan Poe. El poema, El gusano conquistador viene a la mente de inmediato: Pero mira, en medio de la derrota mímica Una forma de arrastre entrometerse! Una cosa roja como la sangre que se retuerce La soledad escénica! Se retuerce! - se retuerce! - con dolores mortales Los mimos se convierten en su alimento Y los ángeles lloran por los colmillos de las alimañas En sangre humana imbuida. Extracto de la crítica de J. Brooks Joyner, Editor de Artes Visuales, The Albertan, sábado 29 de mayo de 1976.
El artista plasmó su visión acerca de la pérdida del razonamiento humano.
#2
Carpe Diem / Re:La Mente de un Psicopata
Marzo 10, 2020, 08:31:14 PM
En esta pequeña pero interesante introducción se va mas en parte a mi opinión propia y a algunos artículos que he consultado, esta muy interesante este tema ya que es tan profundo, pero también tan interesante, que en realidad debería de ser esos temas que se le debería de regalar mas importancia y también para mas adelante hablar sobre un articulo nuevo, que mas adelante se los haré conocer.

Introducción.
Evidencias de alteraciones cerebrales, cognitivas y emocionales en los psicópatas.

La psicopatía es un concepto antiguo que sigue teniendo gran repercusión en la sociedad actual. Así, los medios de comunicación nos muestran con relativa frecuencia brutales crímenes que se atribuyen a hipotéticos "psicópatas". Debido a su falta de inclusión como categoría diagnósticas en las clasificaciones internacionales de enfermedades mentales resulta necesario esclarecer su término y delimitar sus características definitorias. Se presenta una revisión de las evidencias que relacionan la posible afectación de los lóbulos frontales, ya sea estructural o funcionalmente, y la conducta del psicópata. Los datos revelan aparentes alteraciones en las técnicas de neuroimagen, actividad eléctrica cerebral, funcionamiento bioquímico y actividad del sistema nervioso autónomo. Asimismo se ha demostrado el déficit que presentan los psicópatas en el procesamiento emocional y en las funciones ejecutivas. A pesar de estas evidencias, hoy en día el psicópata no es considerado legalmente como un enfermo con afectación orgánica.
En la presente revisión teórica analizamos las posibles relaciones entre la psicopatía subclínica y las diversas manifestaciones de maltrato psicológico en las relaciones íntimas. Para ello es preciso delimitar el concepto de psicopatía subclínica.
Existen distintos tipos de mujeriegos. El fogoso, empujado por sus hormonas, está constantemente buscando una mujer, sin discriminar mucho, con la cual saciar su imperioso apetito. Lo caracterizan la frecuencia de relaciones sexuales y la avidez por el acto sexual en sí.
Evidencias de alteraciones cerebrales, cognitivas y emocionales en los" psicópatas"
La psicopatía es un concepto antiguo que sigue teniendo gran repercusión en la sociedad actual. Así, los medios de comunicación nos muestran con relativa frecuencia brutales crímenes que se atribuyen a hipotéticos "psicópatas".
Existen diferentes tipos de psicópatas como:
psicópatas personalidad
psicópatas perfil psicológico
niños psicópatas
delincuentes psicópatas
personas psicópatas
psicópatas mujeres
psicópatas asesinos
psicópatas intervención
Consideraciones en torno a la" imputabilidad disminuida" con especial referencia a los psicópatas: su tratamiento y los denominados" establecimientos de Uno de los problemas que mas ha atraido la atencion de medicos y juristas ha sido, sin duda, el de la responsabilidad juridico penal de los denominados, impropiamente, importables disminuidos o semi- intpittables.
Psicopatía y liderazgo, los psicópatas que nos gobiernan pocos momentos encontramos en la historia, en los que el desprecio a los valores morales y espirituales haya sido tan evidente como en la actualidad. Podríamos atribuir dicho comportamiento a la validez que se le otorga a todo lo relacionado con lo material, o tal vez ...
#3
Carpe Diem / Re:La Mente de un Psicopata
Marzo 09, 2020, 07:28:03 PM
Miembros: @Hidalgo Yrianna @Dorado Paola @Rodelo Diana @Rios Victoria @Fuquene Sergio @mendoza nayerlin
Esta tercera parte de este articulo que es tan popular, consultado por un número alto de personas, no termina solo aquí son casos y casos de este tema que solo se dan por miedo, que es algo muy real y común que nos pasa a todos, pero con la ayuda de estos ejemplos tan bien redactados nos regalan una idea de quien SI y quien NO.

No son psicópatas pero lo parecen.
III Parte

6. "Durante los primeros 10 años de
matrimonio, F y yo habíamos tenido múltiples disgustos por su facilidad para endeudarse más allá de lo racional dentro de nuestras posibilidades. En el año 1996 usó mis prestaciones para pagar sus deudas, sin consultármelo, cuando el acuerdo había sido ponerlo en un depósito a plazo. En el año 99 usó mis prestaciones para pagar el equipo de sonido que había comprado sin consultarme y que tenía en un depósito a plazo. En el 2000 me convenció de pedir un préstamo millonario a mi nombre para pagar su carro Isuzu Amigo.
En el 2003 cambió ese carro por un Honda, tras haberse ido de la casa 2 meses son pretexto de ser perseguido por lavadores de dólares a quienes me dijo que tuvo que espantar a balazos y que para quienes mis papás dieron miles de dólares en prenda para que dejaran de golpear a F, según su versión (en realidad, mis papás y yo oímos y leímos mensajes de una muchacha que decía haber vivido dos meses maravillosos con él, F indicó que todo era mentira, pero el hecho es que tengo testigos de los mensajes). Ese carro también generó deudas, fueron asumidas por D, quien le cambió el carro y la deuda por su Honda viejito". (Lo que hace es como hipnoizarme -Noviembre 2009)
7. "Los siguientes días yo hablé con sus
amigos, preguntándoles si sabían si él tenía algún problema, y así me enteré de cosas horribles. Ellos se sinceraron conmigo y me dijeron que él era un acomplejado porque vivía ahora con su mamá en una zona no muy buena de Caracas, él no tenía dinero y que probablemente sólo me estaba utilizando para salir de ese "mundo" en el que no quería vivir, al
igual que lo había hecho con su ex novia, quien
era también de mejor posición económica que él...". (Mentiroso grotesco- Junio 2010)
8. "No ha trabajado jamás. Le saca plata al que puede... ¡¿negocios!?Compraventa de cosas...un misterio, además de que, obviamente, le saca plata a las mujeres...Según me he enterado ha estafado a una chica de otro país haciéndole creer que harían una inversión en tierras y cultivos; ella hasta sacó un préstamo, ya que él no tiene como respaldar un préstamo y le dio toda la plata a él...Obviamente el resultado lo imaginará: ni plata, ni tierra, ni cultivos...ni amor.....Y aquí lo loco....Ni denuncia...". (Psicópata intenso-Junio 2010)
9. "Por tres meses salíamos de viaje todas las semanas, comíamos y bebíamos cuanto queríamos, y así se fue terminando mi cuenta de ahorros, él siempre diciéndome que cuando trabaje me apoyaría, pero nunca lo hizo". (Las amarras de Ulises- 2009)
10. "Con una novia duró 10 años, fue a la que mas parasitó. Hizo toda su carrera sin trabajar, ella le pagaba todo: se compró un auto que usaba él, le compraba ropa, apuntes para la facultad, le pagaba vacaciones, salidas". (Ludópata pijotero - Mayo 2009)
Abuso de drogas y alcohol
1. "Después de poco tiempo de salir, un día en su casa me dice que quiere compartir algo conmigo; sacó cocaína y la puso sobre la mesa y dijo: «yo tomo esto, esta es mi vida y no puedo mentirte más, lo quiero compartir con vos». Lo nuestro se remitía a estar en su casa encerrados tomando
droga y alcohol". (Psicópata y drogadicto-Enero 2010)
2. "Las drogas infiero que las ha probado porque me dice a veces "ese libro me tiene atrapado como una marihuana de las buenas..., no lo puedo dejar..." quizá sea un alarde más; del alcohol he sido testigo personal de su uso y abuso, incluso a veces al día siguiente tiene problemas para levantarse a trabajar; sexo y alcohol son para él la combinación mas divertida". (El ondulante paso del histérico. Enero 2009)
3. "G fumaba porro. Yo jamás había fumado en 29 años, pero con él fumé sin problemas. G consumía cocaína desde los 15 años, pero jamás me lo dijo, lo supe muchos años después. Más avanzada nuestra relación cada tanto traía un papel y tomábamos un poco, y yo creía que era un aditamento, como para otros un champagne (yo no tomo, soy abstemia) Cuando se refería a la merca, contaba que su hermano había sido adicto, que él en una época había tomado, pero que siempre había podido 'dejar', que nunca se había 'enganchado'. El porro era 'para desestresarse'.
Como yo nunca había estado con nadie que
consumiera cocaína, no distinguía los sínto-
mas: luego me di cuenta de que muchas veves había tomado, y yo lo confundía con el efecto de un vaso de whisky. Fuimos a un telo y tomamos cocaína. Él se pasó de rosca, quedó hecho mierda. Yo no quise ver que ahíhabía un problema de adicción.Duró poco el intento, él dijo que yo era siempre igual y que no podía estar conmigo.
Yo no sabía, pero estaba empezando a drogarse cada vez más, a ir con prostitutas y a drogarse. Ese proceso fue empeorando su condición clínica y mental. Cuando el nuevo tratamiento fracasó, empezó su barranca abajo. Yo lloraba. 'te podés morir', le decía. 'Vos no eras adicto, si estuviste años sin tomar'.
'¿Cuándo?', respondió. 'Cuando vivías conmigo, excepto al final...', dije. Y entonces me miró con la cara de un demonio: '¿a vos quién te dijo que yo no tomaba?', me dijo, y me fulminó. ¡Me había mentido! Siempre había tomado, más o menos cantidad ¡pero siempre! Ese descubrimiento fue terrible, para mí, por dos razones: había vivido mintiéndome, él a quien tanto le molestaban las mentiras, por eso
sus cambios de humor, sus arranques. La segunda razón de lo terrible de enterarme fue
que mi mente inmediatamente hizo la ecuación: no lo sabía, no pude ayudarlo; si hubiera sabido otra habría sido la historia: no nos habríamos separado, se habría tratado, etcétera. Ése fue el principio, fatal, de mi recaída en mi adicción a él -más violenta, más absolutaque la vez anterior-. Ahora no era sólo una historia triste, una vida de soledad: ahora estaba enfermo y yo sería su enfermera. Hablé con su médico: me explicó que él tenía una vida sexual muy promiscua, que se drogaba, que era imposible que se recuperara así, que podía perder el pene. Al mes volvió a internarse siempre a mis instanciasme iba a dar el manejo de su dinero para no drogarse, que fuera a buscarlo. El psiquiatra no quería darle el alta hasta que no tuviera una comunidad a la que ir. Tuvimos todos una reunión: yo fui, ilusa. Él sabía que, como era la responsable, si yo firmaba él podía irse contra opinión médica. Yo estaba ahí, con la directora de la clínica, con el psiquiatra, y él, que decía 'yo te pido que me dejes salir, soy un hombre libre, mi libertad está en tus manos: ¿qué vas a hacer?'. Pocas veces sufrí más. Le firmé la salida, aun cuando le avisaron que iban a hacer la denuncia en una defensoría. Con todo lo que había hecho para internarlo tuve que firmar que se iba conmigo. Por supuesto, volvió a drogarse esa misma tarde. Esa tarde fue de las peores que recuerdo para mí un miércoles, el viernes todavía seguía desaparecido y me llamaron de la clínica para que fuera a buscar sus cosas. Me sentí tan infeliz. Ese verano fue atroz. Desaparecía días, me llamaba a cualquier hora cuando volvía 'para que me quedara tranquila' -yo me pasaba noches enteras pensando que me iban a llamar para avisarme que estaba muerto-, yo lo puteaba, o le suplicaba; cuando estaba en el departamento permanecía tirado como un vegetal, rodeado de restos de comida, sin bañarse, era un espanto ver esa casa así, la casa que yo había arreglado para él con la   de que mejorase. Me llamaba en cualquier momento. Mientras tanto, la denuncia seguía su curso y los forenses iban a verlo. No les abría. Empezó el lento trabajo de convencerlo. Le dije que me estaba destruyendo la incertidumbre cada día, que temía por su vida. Empezó a decir que lo haría, por mí. Intentamos que pasara a una internación psiquiátrica; mientras llegaba el psiquiatra se arrancó el suero porque no le daban de comer, después de varios intercambios verbales airados con la médica de piso, y salió tambaleándose por el pasillo, yo corría detrás. Pero esa tarde, antes de desaparecer dos días, me prometió que se internaría. Así fue. En el medio yo llevaba datos al juzgado sin que supiera, con su abogada; coordinaba con su psiquiatra: un instante en que algo saliera mal y no lo haría. Esa vez se negó a ir en ambulancia, discutió con el psiquiatra que venía a dar la orden de internación. O iba conmigo en taxi o no iba. Le firmé al médico todo lo que me pidió y lo llevé en taxi. En cada semáforo temía que se bajara, él repetía: lo hago por vos, para que duermas tranquila. En la puerta del psiquiátrico se aflojó: lloró, me dijo: "por favor ayudame a recuperar mi vida". Los forenses lo vieron allí, ordenaron que hiciera tratamiento: no podía zafar. Obligado por el juez tuvoque ir a una comunidad terapéutica que porsupuesto busqué yo, hice las entrevistas, etcétera. Fue en esas tardes de otoño en que me di cuenta de que otra vez me sentía enamorada de él, de que su vida importaba casi
más que la mía. Fui con él cuando se internó,
estaba nervioso como un chico, yo le daba la
mano. Pasaría más de un mes sin ver a nadie,
recién a los 10 días lo dejaron llamarnos por
teléfono. Lloraba de emoción, me decía cuánto
nos quería. Yo otra vez tuve esperanza. Esos
primeros meses de tratamiento fueron buenos. Retomó sus tratamientos médicos y yo lo acompañaba. En una de esas veces me besó, y pasé con él un reinicio de noviazgo que me tenía en las nubes. Mientras tanto en la comunidad me decían que él hacía 'como si': cumplía los horarios, las normas, pero no estaba comprometido con el tratamiento. Me enloqueció para que lo cambiara de institución: para agosto estaba en otra. A mí en ese momento me pareció que el psicólogo era un psicópata. Allí podía salir los fines de semana, venía a casa de viernes a domingo. Parecía estar encaminado. A la mañana cuando me iba a Retiro me dio un beso y me dijo 'quedate tranquila, te quiero, todo va a estar bien'. Él se volvía a la fundación. Cuando llegué a Mar del Plata llamé para avisar que estábamos bien y el director me dijo que no se había presentado. Fue como si me pegaran un tiro. Me arruinó. Esa noche me llamó totalmente dado vuelta y me dijo ¡que había estado trabajando! con gente con la que trabajaba antes. Le dije que sabía que era mentira y que se volviera a la fundación porque harían la denuncia. Durmió todo el día siguiente y cuando me llamó a la noche me juró que no había estado con putas, se había drogado, sí, pero con un conocido. Le creí. A mi vuelta logró que lo ayudara a dejar la fundación, le creí que haría tratamiento psiquiátrico, se vino a vivir a casa. Duró un fin de semana: el lunes yo me hacía un estudio, me acompañó, le di dinero para el colchón de su casa que había que cambiar y para un celular (yo administraba su dinero), luego me dijo 'te quiero, te veo a mediodía' y desapareció. A las 11 de la noche pretendió hacerme creer que había estado con esa gente con la que trabajaba, yo no lo dejé entrar, le tiré el bolso por la cabeza y lo eché. Pocas veces estuve tan apenada: ahora no cabía la explicación de la soledad, de la falta de contención, de nada de eso. Ahora estaba claro que él hacía lo que se le daba la gana sin importarle nada de mí ni del hijo, que habíamos tenido que atravesar todo eso. Algo muy recurrente en mi relación con él fue esa sensación del esfuerzo inútil. Fue otro verano
igual al anterior, pesadillesco. La misma rueda. Sólo que ahora era en la casa que había sido nuestra adonde lo iba a ver, y también veía cómo esa casa, que yo había arreglado (de nuevo, sí, ¡arreglando una casa!!) durante su internación se ensuciaba y corrompía. Intentó internarse en febrero, estuvo 15 días y no quería ir a ninguna comunidad. Se le consiguió un ambulatorio, fuimos a la entrevista y lloró todo el camino. Me dijo que ya lo había ayudado mucho, que lo soltara. Yo lo abracé con desesperación. No te voy a soltar, le dije. La misma mañana que se externó se fue a drogar: tenía mucha plata que me había pedido para vivir tres meses. Se la gastó en una semana. Un mes y medio después, otra vez y siempre 'por mí' se reinternó y después pasó a una comunidad terapéutica en Capital. Era una rueda angustiosa. Mientras estaba internado quería ir a nadar, como iban otros internos; quería tener grupos 'más fuertes', donde poder charlar sus cosas profundas -en la comunidad decían que se iba por pasos, primero el hoy, después el ayer-; como detectaron en él un trastorno psiquiátrico además de la adicción, lo dejaron ir dos veces por semana a su
psiquiatra; cuando lo dejaron nadar quería pintar, y siempre se quejaba; casi no se vinculaba con sus pares, para él eran todos unos imbéciles, salvo un par; odiaba las asambleas donde se contaban 'los días limpios' pero después me esperaba 'tengo 128 días limpio'; después quería salir, ver al hijo jugar al fútbol los sábados, cuando finalmente lo hizo, al mesestaba harto de hacer todos los sábados lo mismo, y encima el nene 'no progresaba', yo le dije que no podía ser tan hijo de puta; le daban 2 días y quería 3, le daban cinco y quería toda la semana, había muy pocos momentos en que se metiera en el tratamiento, muy pocos. Mientras tanto a mí mi grupo de mujeres en la fundación me hacía mucho bien: hubo noches en que le conté cosas que yo había dicho y él después me las echaba en cara, me decía 'de qué lado estaba yo', yo le decía que todos del mismo: su cura. Pretendía digitar qué decía y qué no, usarme para que hablara en mi espacio de lo que él quería. Me decía que era su lugar, que estaba ahí por él. Algunos fines de semana fueron buenos, compartimos salidas con y sin nuestro hijo, en una de ellas me dijo que si no me hubiera tenido a mí, que lo quería tanto, estaría muerto, y que me amaba. Pero en general dormía la siesta, no iba a buscar al nene al colegio, usaba más dinero del permitido, y yo no debía decir nada en la fundación porque 'eran boludeces'. Dijo que la otra vez no había funcionado porque había estado obligado por el juez, que esta vez era por él, y que funcionaría. Pero no funcionaba.
Creo que nunca se lo creyó, ni por un segundo. A la segunda consulta conjunta con el psicólogo dijo que su problema era que vivía con una mujer que quería manejarlo, que no le entregaba su dinero -la llave de la caja de seguridad-, y que meaba parada. Me indigné y me fui, llorando. No se disculpó.
#4
Carpe Diem / Re:La Mente de un Psicopata
Marzo 09, 2020, 05:04:45 PM
Esta es la segunda parte de este interesante artículo, que nos da a entender que NO todo lo que se ve es real, son claros ejemplos que nos ayudaran a desarrollar mas nuestro intelecto social sin tanto miedo.

No son psicópatas pero lo parecen.
II Parte

Por lo general la mujer que se aparea con estos hombres es de carácter fuerte, dominante y de No son psicópatas pero lo parecen.
alguna manera le satisface el aspecto sumiso
con que suele investir su personaje "el ventajita". Al volver de su trabajo, por ejemplo, la mujer se encuentra con la casa ordenada y la cena preparada. Cuando se le pregunta a la mujer porqué sigue esta relación responde que
"a pesar de los déficits que ve en él, en realidad se siente cómoda y que, salvo el detalle de que trabaja poco o no trabaja, es un excelente compañero y una buena persona". El problema surge cuando la afectividad de la mujer se agota o aparece un tercero que le es más apetecible que el parásito, y es ahí donde se corre el velo y la mujer lo puede ver tal cual es, un ser ocioso que la ha estado manipulando durante toda la relación. Los argumentos recurrentes del "ventajita" son: que si estuviese en otro país apreciarían el talento que no puede desplegar en un lugar de cuarta como en el que está viviendo. Por ejemplo, un actor decía que de ninguna manera iba a hacer pequeños papeles actorales o comerciales porque él era un actor eximio para grandes obras de teatro que, por supuesto, nunca le ofrecían. Dentro de estos ventajitas también estan los estudiantes crónicos que prometen que 'el año que viene obtendrán el título', y que cuando trabajen como profesionales podrán compensar todo el sacrificio de la mujer por mantenerlos, pero ese famoso 'año que viene' nunca llega.
¿Por qué no consideramos a este vividor como un psicópata? Porque si bien es manipulador, mentiroso y con vicios de explotador, conserva la empatía y el trato de persona hacia la mujer y aporta, a su manera, elementos positivos a la relación en sí, como suplir a la mujer de tareas menores o brindarle un trato cariñoso y sin rispideces. Es, en definitiva, un vago con argumentos.
El psicópata parásito es un parásito contundente; se nota la cosificación y la falta de empatía, y el menoscabo de la mujer parasitada, a la que, si bien la impulsa a realizar tareas que reditúen económicamente para la pareja, en los otros aspectos la denigra. El psicópata parásito realiza, como todos los psicópatas, un trabajo previo para captar
la psiquis de la complementaria, donde muestra su arte de seducción y manipulación. Lograda esta primera etapa de encantamiento y, conseguida la sumisión de la mujer, ejerce
entonces el parasitismo. Este puede ser moderado o extremo, dependiendo de las necesidades del psicópata. Un parasitismo extremo, por ejemplo, puede ser el de inducir a la
mujer a la prostitución para generar recursos
que mantengan al psicópata; un ejemplo de
parasitismo moderado es aquél en el que la
mujer trabaja y el psicópata "administra" los
recursos económicos de la pareja, pero siempre está presente la degradación de la autoestima de la complementaria a fin de instalar en la mente de ella la consigna de que no puede hacer nada sin la presencia del psicópata. He escuchado decir a alguna de ellas "sin él yo no hubiese logrado nada" o "gracias a él soy lo que soy", con un convencimiento extremo.
Este grado de cosificación de la persona, como
dijimos, se produce en la primera etapa, y luego le resultan fáciles al psicópata las maniobras necesarias para mantener su estado de parasitismo. Como se observa en este caso y,
a diferencia de los que comentamos anteriormente, aquí el ejercicio del poder sobre la complementaria es manifiesto y explícito, hasta
asumido con plenitud por la propia complementaria. No está en estos casos el detalle del compañerismo o de la satisfacción de la convivencia, sino que la falta de empatía y el
deterioro de la autoestima hacen que la complementaria se desgaste emocionalmente.
Cuando este desgaste provoca agotamiento,
hartazgo, y la complementaria realiza atisbos
de rebelión, el psicópata retrocede unos pasos en su tiranía y le concede algunos beneficios. Es en esta etapa en que algunas complementarias le exigen al psicópata que haga psicoterapia de pareja, o bien una psicoterapia individual, acción a la que el psicópata se presta con mucho agrado, dado que a él le resulta fácil ir a conversar un rato con el terapeuta, y con esa sencilla maniobra retoma el poder sobre la complementaria, que cree que el psicópata está en vías de recuperación. Esta relación de parasitismo puede durar muchos años, hasta décadas, y algunas de estas parasitadas se resignan a su estado, nunca solicitan ayuda para salir del circuito y, a veces, el arte del psicópata es tan exquisito que las convence de que ese es el estado natural de las cosas.
Como suele pasar en la mayoría de las relaciones psicópata – complementaria, los familiares y los amigos advierten a la complementaria de la situación parasitaria en que se encuentra, pero ella hace caso omiso de estos argumentos y continúa con la relación y, si los allegados insisten, se aísla de ellos y concentra su vida alrededor del psicópata.
Intoxicado.
Este tipo de persona a veces puede confundirse con un psicópata por algunas conductas aberrantes que suele asumir, pero sabemos que la dirección de la conducta humana está generada por la armonía cerebral y, el desequilibrio producido por los tóxicos, drogas, medicamentos, alcohol, genera una desviación conductual, muchas veces estridente.
El alcohólico puede convertirse en un celotípico grave, dado que el alcohol usado por largo tiempo produce impotencia sexual, lo que conlleva la idea persecutoria de que la mujer, al no poder satisfacerse con él, le es infiel. Esta celotipia alcohólica puede ir de moderada a grave, pero siempre es muy perturbadora para la mujer que debe soportarlo y, a veces, en estado de ebriedad este intoxicado se convierte en un golpeador brutal, y estas golpizas pueden terminan en homicidio. Estos hombres suelen generar un delirio celotípico y cuando la mujer los abandona ellos están convencidos de que de esa manera han demostrado su infidelidad y pueden continuar con sus actos agresivos, aún desvinculados. Muchos de los crímenes pasionales se deben a esta situación. El alcohólico tiene dos comportamientos totalmente diferentes: en estado sobrio suele ser un trabajador más que aceptable, con buen trato hacia su familia y hacia su pareja, y en estado de ebriedad se puede convertir en un ser agresivo. Esta ambivalencia de conductas hace que la mujer permanezca en este circuito haciendo un bslance de que los períodos de sobriedad compensan los malos tratos recibidos cuando está borracho, hasta que el vicio se incrementa y la relación se hace insostenible. El otro elemento que cuenta para la persistencia de la mujer es que ella se da cuenta de que estando sobrio, el hombre pocas veces recuerda que es lo que ha hecho, y suele echarle la culpa al alcohol como generador de las agresiones, y no a la persona en sí. Este vínculo se fortalece más si hay hijos de por medio y si los medios económicos pasan exclusivamente por el
alcohólico. El alcohólico, en la fase sobria,
suele ser muy considerado con la compañera
y sus hijos, y a veces trata de enmendar el daño que causa por su vicio. Este dato, más la consideración de persona de la mujer, lo separa del psicópata intoxicado.
El psicópata que abusa del alcohol se cuida de no llegar a extremos que lo hagan perder el control de la situación. Sabemos que para el psicópata el mantener el control sobre los demás es una demostración de poder. Se puede convertir en un bebedor excesivo, pero no en el borracho perdido. El psicópata puede usar al alcohol para bajar su nivel de tensión interna, y para no repetir decimos que tiene todos los rasgos propios del psicópata en la relación con su pareja como: la falta de empatía, la cosificación y la manipulación, y no presenta las conductas compensatorias del alcohólico no psicópata. Hay que recordar que el psicópata presenta defensa aloplástica, que significa que él nunca se reconoce como culpable de nada y siempre le atribuye a los otros los resultados negativos de su propia conducta. El drogadicto tiende a que la mujer lo acompañe en el vicio, y si ella se resiste apela a todos los argumentos para conseguir que al menos pruebe la droga. En ocasiones la mujer cae en esta trampa y tenemos entonces dos personas intoxicadas que, a medida que avanza el vicio, van degradándose humanamente hasta llegar, a veces, a conductas fuertemente aberrantes, por ejemplo, como que la mujer se prostituya para conseguir droga para los dos o que cometan delitos. Pero si la mujer no acepta entrar en la drogadicción debe soportar los avatares propios de la conducta del adicto, cuya principal atención en la vida gira alrededor de la provisión de la droga, en los casos graves, y a la larga, constituye una pesada carga para la mujer, quien termina sosteniendo económicamente el hogar y proveyéndo de dinero al adicto para que compre las drogas y observando como él empeña cosas de la casa o roba dinero para conseguir la dosis. La mujer se encuentra en un dilema ético: quiere dejar al drogadicto, pero le da lástima abandonar a un enfermo tan grave, e intenta que modifique sus hábitos como para que se equilibre y luego abandonarlo, es decir, quiere que el drogadicto cambie y deje el vicio para irse, cosa que puede ocurrir muy excepcionalmente. Cuando el drogadicto se da cuenta de que la mujer se puede ir, entonces finge el deseo de curarse de la adicción, inicia tratamientos ambulatorios primero, e incluso llega a internarse con tal de evitar que la proveedora económica que le facilita la droga, lo
deje sin recursos. Aquí la degradación es bastante intensa tanto en el hombre como en la mujer, que se siente usada como proveedora de dinero para conseguir la droga; y es posible concluir que esta una actitud psicopática, dada la socavación de la persona de la mujer, sin embargo la fuerte autodestrucción del drogadicto y la degradación humana a la que llega están lejos de la preservación del yo y de su persona que hace el psicópata.
El psicópata consume drogas cuando no puede satisfacer sus necesidades especiales y su tensión interna aumenta de tal forma que usa a la droga como un paliativo a este malestar interno. Accidentalmente se puede convertir en un adicto grave y sí puede ser un consumidor moderado si logra encauzar los objetivos que le impelen sus necesidades especiales. Es decir, si consigue alguna forma de poder y, de esa manera satisface su necesidad especial, el deseo de la droga disminuye y puede consumirla simplemente como un incentivo. Para entender esto hay que pensar que el psicópata se ama y no puede tolerar el derrumbamiento y la dependencia atroz a la que llegan los otros toxicómanos. El psicópata drogadicto, en la fase inicial, suele ser cruel y terrible cuando implementa los medios para conseguir la droga, llegando incluso al homicidio, pero siempre conservando un plan de escape para zafar del castigo por sus actos. El artificio de la cosificación, que es innata en él, le permite la realización de estos desmanes que lo pueden diferenciar del toxicómano no psicópata, que tiene una tendencia más 80. Este tipo de psicópata suele, a su vez, convertirse
en un narcotraficante, es decir, encontrarle una vía de poder al tema de las drogas.
Parasitismo
1. "Si bien tiene un pequeño sueldo vive de su madre, pide prestado dinero a los amigos, me pedía a mí siempre y ahora supongo que le pide a su novia millonaria. Nunca devuelve el dinero que pide prestado". (Con las cartas marcadas – Enero 2008)
2. "La mayor parte de las veces todos trabajamos para él, y es él quien se lleva el crédito y el dinero por los logros. En mi caso particular, yo perdí todo mi patrimonio con él. Me convenció para que invirtiera en sus negocios, que a la final sólo reportaron pérdidas por el exceso de gasto operativo del que sólo él se benefició, pues incrementó el capital de la empresa y se dio vida de rey. Me convenció para que vendiera mis propiedades y comprara otras de mayor plusvalía. Hasta ahora no entiendo cómo pude aceptar que las nuevas propiedades salieran a nombre de su madre y hermano... También me hizo endeudar en el banco, en tarjetas de crédito que hasta ahora estoy pagando. También prestó mi dinero a algunos de sus amigos, que
tampoco me han pagado. Incluso convenció a mi hermana para que sacara un crédito para él, crédito que hasta ahora no
ha sido cancelado". (El fascinador – Enero
2010)
3. "Sus cuentas son pagadas por su madre, quien además se hace cargo de la limpieza de la casa, de hacerle de comer, de lavar y planchar su ropa, de esperarlo despierta cuando llega tomado, lavar las suciedades del perro, pagar los gastos de servicios de la casa y de comida también.
Igualmente de las hermanas, quienes ocasionalmente pagan la parte de la renta que
le corresponde, para ayudar a su mamá".
(Alcohol y algo más- Junio 2009)
4. "Vivía del esfuerzo mío. Él era empleado administrativo por la mañana. No hacía nada más. Yo trabajaba por la mañana en la misma oficina que él, a la siesta enseñaba en escuelas, iba a la universidad y cuando era necesario cumplía horas extras en la oficina. Algunos días debía pasar de un trabajo a otro sin almorzar. Cuando yo lo conocí me dijo que trabajaba en una empresa de transporte con camiones que se movían de una provincia a otra. Antes de casarme, por algo que me hacía ruido, fui a buscar el lugar donde decía que prestaba servicios (que no era la casa central que yo bien conocía) y resulta que ese anexo no existía. Se lo dije y lo negó. Cuando ya casados y, sabiendo yo que no tenía otro trabajo, lo impulsaba a que busque otro trabajo para el medio día libre. Una vez me dijo que ya había conseguido, por ese entonces trabajábamos en turnos diferentes. Estando ya en el trabajo, regresé a la casa donde vivíamos, para comprobar si había salido a trabajar y lo encontré durmiendo. El primer tiempo de casados vivíamos con los padres de él. Escuché una vez que el padre reclamaba que le faltaba dinero, de tanto en tanto. Optó luego su padre por poner el dinero en una caja con llave. Después de algunos años me di cuenta de que era mi ex marido quien sacaba el dinero". (Bruto, ladrón y fabulador – Enero 2009)
5. "Nunca ha trabajado, sólo yo, y no
le gusta que lo haga, porque dice que yo
debo estar en casa con él.
#5
Carpe Diem / Re:La Mente de un Psicopata
Marzo 09, 2020, 04:34:00 PM
No son psicópatas pero lo parecen.

A menudo las mujeres consultan por estar en pareja con varones que les resultan ríspidos en sus acciones y suelen confundir con psicópatas. Para hacer una adecuada distinción doy las características de algunas de estas personas y su diferencia con el psicópata.

Mujeriegos
Existen distintos tipos de mujeriegos. El fogoso, empujado por sus hormonas, está constantemente buscando una mujer, sin discriminar mucho, con la cual saciar su imperioso apetito. Lo caracterizan la frecuencia de relaciones sexuales y la avidez por el acto sexual en sí, en detrimento del cortejo previo a la relación. Son machos que agotan a sus parejas
y suelen ser necesariamente infieles, dado que
una mujer no suele bastar para calmar su voracidad sexual. Por otra parte, la mujer común se siente sexualmente inquieta ante la
presencia de estos hombres, independientemente de su aspecto, posiblemente por el hecho de que captan esta avidez sexual. Sin duda son la pareja ideal para una mujer fogosa, pero una fatiga para la mujer normal y un calvario para la mujer fría. Su prolífico accionar sexual sólo se atenúa cuando es muy añoso. Hay casos de hombres de más de ochenta años que mantienen su vigor, por lo tanto la mujer que espere que estos hombres sean fieles deben perder toda esperanza. No hay aquí una intención de dañar o de ofender a su pareja, sino que esto es pura necesidad biológica, que incluso, a veces, llega a molestar moralmente
al fogoso, pero, desde luego, no es algo que pueda dominar. Ninguna mujer comprende esto, así que la mujer satisfecha y gozosa es igualmente quejosa por las reiteradas andanzas extramaritales. Cuando conforman pareja con una mujer fogosa suelen llevarse de maravillas en lo sexual, pero suelen ser batalladores en la convivencia. Son esas parejas de las que los amigos no entienden porqué siguen juntos, ya que discuten continuamente, y a veces suelen ser altamente agresivos entre ellos, pero lo que los amigos no saben es que estas batallas verticales se solucionan en la horizontalidad.
Estos hombres suelen tener un magnetismo especial e impulsan a las mujeres a tomar la iniciativa del requerimiento sexual. La hija de uno de ellos me decía: "mi padre tenía un puesto de diarios y yo lo ayudaba algunos días, y era increíble como las mujeres directamente le venían a proponer, sin que él hiciese nada, un encuentro o una cita. Yo, como vivía en el barrio, las conocía; había casadas, solteras, viudas, delgadas y gruesas, y mi padre era de pocas palabras, de un trato seco, diría; sin embargo, ellas venían una y otra vez detrás de su objetivo". Era un seductor pasivo, ya que él no hacía nada para conquistar a las mujeres.
El infiel es mentiroso por necesidad. El seductor empedernido se caracteriza por disfrutar de los pasos previos a la relación sexual. Es un experto en cortejo. Ha adquirido la técnica del acercamiento hacia la mujer y el rito necesario para entrar suavemente en su interior. La mujer se da cuenta de que está en presencia de uno de ellos por las galanterías y la falta de apresuramiento en conseguir el objetivo principal. Son muy cuidadosos con su presencia, en los detalles de su vestimenta y en la mesura de sus gestos. Son delicados, sutiles, pero no dejan lugar a dudas de sus intenciones; la técnica es acercarse sin asustar. En realidad el seductor necesita tiempo para conocer con qué tipo de mujer está para encontrar los puntos vulnerables y las claves que le permitan artísticamente poseerla. Otro factor ponderable es la extraordinaria capacidad que tienen de comunicarse verbalmente y encantar con la palabra. Saben a quién, cómo, cuándo, dónde y de qué hablar. He conocido hombres que eran tan hábiles con su labia que eran capaces de conquistar, o al menos iniciar los pasos previos de una conquista sólo hablándoles mientras ellas caminaban por la calle, al parecer, indiferentes; y
algunas mujeres me han confesado que no se
pueden resistir a un hombre que las piropee y
las sepa halagar con palabras.
Hay una variedad dentro de estos seductores que se enamoran más de su técnica que de la dama, y cuando consiguen "el sí de las niñas" siempre tienen una excusa para no concretar la relación sexual. Este rasgo los emparenta con la histeria femenina, donde la apariencia genera situaciones eróticas que nunca llegan a concretarse.
El hombre de las dos casas. Este personaje no se contenta con formar una familia y tener una amante, sino que amplía sus aspiraciones hasta formar una familia paralela. Estas relaciones pueden mantenerse por muchos años con un acuerdo tácito de las mujeres involucradas. Bien sabemos que se puede engañar a una mujer por poco tiempo, pero jamás por años. Por lo general suelen ser personas no agresivas y buenos proveedores con sus dos familias, pero no se pueden desprender de ninguna de las dos.
El picoteador. Este tipo de infiel gusta de las aventuras esporádicas y con diversas mujeres. Es un amante exprés. Cuando no puede ejercer esta actividad con mujeres comunes, las realiza con prostitutas. Salvan su responsabilidad diciendo "que ellos tienen un amor y que las relaciones sexuales esporádicas no afectan en nada su relación familiar, ya que no significan nada para ellos". El doble enamorado es aquel que aparte
de su pareja tiene una amante estable, y la
amante es consciente de la presencia de la otra pareja, pero la situación de su marido le es desconocida a la mujer oficial. Por lo general la amante tiene características que suplen algunas de las falencias de la mujer oficial, según el gusto del doble enamorado. Es aquel que tiene escapadas de fin de semana con su amante argumentando salidas de trabajo o congresos, etcétera. Esta situación es duradera porque la amante disfruta de un tipo de hombre solícito, por lo general generoso y sin las rispideces de la convivencia; y la mujer oficial tiene un hombre tranquilo que no suele generar problemas de convivencia. Contra toda esperanza de las mujeres que consiguen formar pareja con mujeriegos, a quienes han conocido precisamente por esta característica de ser conquistadores, debo decirles que, si bien su rasgo distintivo puede atenuarse, tal vez por la vida en pareja, o incluso puede transcurrir un período de latencia al inicio de la relación en el que logre controlar, hasta un punto, sus apetencias hacia las otras mujeres, tarde o temprano el hábito retornará y siempre seguirán siendo mujeriegos. Si una mujer es muy celosa debe desistir de relacionarse con este tipo de hombre, y si no lo es o está muy enamorada de él, debe tolerarlo tal cual es y no plantear una guerra eterna e infructuosa, ya que no cambiará.
Diferencias entre el mujeriego y el psicópata conquistador. Los mujeriegos que hemos descripto aquí se satisfacen con conseguir, ya sea la relación sexual en sí, o sentirse favorecidos por las mujeres; y algunos, como en el caso del
doble enamorado o el hombre de las dos casas, con la ternura y el disfrute de una familia aparte. Es decir, estos mujeriegos son cuantitativamente distintos del hombre común, que es más sosegado en este tema, y se acerca más a la monogamia. El psicópata es cualitativamente diferente en este rubro, ya que la seducción y la posesión de la mujer es una mera herramienta
para conseguir otros fines más complejos, a
saber: Con la seducción tal vez consigan ser
mantenidos económicamente por la dama en
cuestión, psicópatas-parásitos; o pueden conseguir poder, ya sea en el sentido económico
o porque la mujer esté muy bien relacionada
con factores de poder y le sirva de escalón
para sus propósitos. Otro uso que hacen de las mujeres los psicópatas es el de construir una fachada de familia que los haga mejor presentables ante la sociedad para satisfacer
sus necesidades especiales, como es el caso
de empresarios, cuyo crecimiento depende de
las relaciones sociales, o bien de los perversos, donde la fachada familiar es útil para ocultar sus oscuras inclinaciones. El psicópata, que
desconoce el sentimiento de amor, le da un sentido utilitario a la mujer, y puede, incluso,
convertirla en una cómplice de sus acciones
ilícitas.
Manipuladores
El ventajita es una mezcla de manipulador y mentiroso con una excusa siempre presente para justificar su inacción laboral y su parasitismo sobre la pareja. No suelen ser agresivos, al contrario, pueden ser muy amables, hasta simpáticos, y muestran la cara de aquél al que la vida no le ha dado la oportunidad adecuada. Siempre está hablando de sus potencialidades trabadas por el medio, el país, o cualquier otra situación de la vida. Lo importante es que este tipo de hombre abusa económicamente de las mujeres, o bien el mayor peso económico lo lleva la mujer, y él se limita a hacer tareas menores con mucho tiempo libre; a veces suplen a la mujer en las tareas del hogar.
Este "ventajita", cuando es confrontado por
la mujer, que a veces se cansa de ser el "buey"
que arrastra la casa, asume un papel lloroso
hasta reinstalar la lástima de su compañera,
que lo vuelve a aceptar como parásito.
#6
Carpe Diem / Re:La Mente de un Psicopata
Marzo 08, 2020, 01:42:24 PM
Este articulo pues para mi, pienso que seria algo sumamente importante y oro puro en nuestro proyecto. ¿Por que? Pues fácil nos da una idea base de lo que son estas persona y los rasgos mas visibles para saber con quien estamos tratando a la hora de estar conociendo a una persona, pues nos ayudaría tanto a ustedes como a mi a saber con quien tratar y de quien  alejarse, tanto por nuestra salud mental y física para nosotros y para la otra persona.
Los 16 criterios diagnósticos o rasgos de la psicopatía subclínica, según Cleckley (1976)
1. Encanto superficial y notable inteligencia
2. Ausencia de alucinaciones y otros signos de pensamiento irracional.
3. Ausencia de nerviosismo y/o de manifestaciones psiconeuróticas.
4. Indigno de confianza.
5. Falsedad o insinceridad.
6. Incapacidad para experimentar remordimiento o vergüenza.
7. Conducta antisocial sin aparente justificación.
8. Falta de juicio y dificultades para aprender de la experiencia.
9. Egocentrismo patológico e incapacidad para amar.
10. Pobres reacciones afectivas.
11. Pérdida específica de intuición.
12. Insensibilidad en las relaciones interpersonales ordinarias.
13. Conducta exagerada y desagradable bajo el consumo de alcohol y, a veces, sin él.
14. Amenazas de suicidio constantes, pero raramente consumadas.
15. Vida sexual impersonal, frívola y poco estable.
16. Incapacidad para seguir cualquier plan de vida.
Puesto que los psicópatas siempre toman a los demás como meros objetos (Goleman, 2006), lo que hacen no es otra cosa sino cosificar a los demás –tratarles como cosas u objetos– en pos de su propio beneficio, ya que son muy egoístas (Marietán, 2008). Las marcas de identidad
del psicópata son el engaño y el temerario desprecio por los demás, si bien el rasgo posiblemente más definitorio de la psicopatía sea la ausencia de empatía (Cleckley, 1976). La personalidad del psicópata es muy peculiar, caracterizada por locuacidad, encanto superficial, sentido grandioso de la propia valía y manipulación (Hare, 1993). Sus conductas
se asientan en el engaño y la desconsideración, en una falta de responsabilidad que no genera el menor remordimiento sino tan sólo indiferencia hacia el sufrimiento emocional que su conducta provoca en los demás (Goleman, 2006).
En suma, aunque los psicópatas puedan destacar en la competencia de la cognición social, la suya es una comprensión exclusivamente intelectual de las reacciones interpersonales y de las normas que rigen las
relaciones sociales que puede llevarle incluso a manipular mejor a sus  víctimas, ya que es en el plano emocional.
#7
Carpe Diem / Re:La Mente de un Psicopata
Marzo 08, 2020, 09:01:58 AM
Este articulo nos puede servir en nuestro proyecto porque habla sobre lo difícil que es tener a tu pareja teniendo este problema mental, habla sobre el día a día de una persona y lo real y peligroso que es vivir con una persona así, ya trata sobre algo general y no tan técnico y sínico como se ve siempre, trata sobre la vida de estas personas y lo mal que lo pasan la persona que esta a su lado.

Algunas, sólo algunas, de las violadas podrá armar una pareja aceptable. La mayoría tendrá serios
problemas para mantener una relación estable, y otro porcentaje se conformarán con relaciones
transitorias, esporádicas y volcarán sus energías en el trabajo o en sus aficiones.
Pero esta desconfianza no queda sólo en esto. Aquellas que formen familia, que tengan hijas
sufrirán horrores el verlas hacerse mujer y que puedan pasar por una experiencia tan desbastadora
como la que ellas pasaron, y harán infelices a sus hijas por el exceso de cuidado y las convertirán, a
ellas también, en mujeres temerosas e inseguras.
El violador no sólo destruye psíquicamente a una mujer, sino a buena parte del tejido social.
Tolera el asco
El psicópata ya tiene incorporada una libertad interior ampliada que le permite realizar las cosas que
tanto nos llaman la atención, nos produce estridencia y a veces repugnancia. Esa libertad interior le
permite al psicópata tolerar las tensiones, las grandes tensiones de las que el neurótico trata de
escapar. El psicópata tolera enormemente el asco, las cosas repugnantes, lo vemos al psicópata
muy suelto de cuerpo haciendo tareas de las que la mayoría de las personas rechazan.
Nota Irrefrenable
La capacidad de erotizarse con una anciana está limitada a pocos varones jóvenes. Es que la
naturaleza, cuyo fin sexual principal es la procreación, merma la excitación en las relaciones que no
cumplan esa posibilidad. El cuerpo de las mujeres ancianas pierde la sensualidad, y sólo el añoso
cariño de alguien parejo en edad puede recrear el acercamiento sexual.
Tanto es así que la atracción de un joven por una anciana es considerado una anormalidad, es más,
una parafilia con un nombre difícil: matronolagnia.
Pero el violar a una anciana es lisa y llanamente un perversión grave, producto de una anormalidad
hormonal, de un retraso mental acentuado o una psicopatía.
El individuo que nos ocupa, es acusado de homicidio, violación, secuestro y robo con mano armada,
y repetición del delito de ultraje sexual. Suficientes elementos para sospechar una psicopatía. Bien
es sabido que el psicópata reproduce la forma con que ejecuta el delito, el patrón psicopático; y
desdeña los derechos esenciales de la persona a la que somete, incluidos el de la vida, sin sentir
culpa por las consecuencias de su conducta.
La desmesura del psicópata siempre sorprende a la persona común que se anoticia de sus actos
aberrantes, y los sopesa con cierta incredulidad, como hechos que bordean lo humano. Y algo de
razón hay en ello: el psicópata tiene una lógica muy distinta a la de la persona normal: la lógica del
depredador, similar a la del animal que rastrea su presa.
Conclusión
Las necesidades especiales, la libertad interior expandida, los códigos propios y la cosificación del
otro (y por ende la falta de culpa sobre los hechos psicopáticos, y la falta de empatía) construyen
una mente cualitativamente diferente a la común. Y provee al psicópata de herramientas de
sobrevivencia (y de capacidad de daño) muy alejadas de la comprensión del hombre común. De ahí
la necesidad de ahondar en el conocimiento de estas mentes a fin de saber que existen, que
merodean entre nosotros, que debemos resguardarnos, que tienen un gran capacidad de dañar,
pero que, paradójicamente son los que hacen "el trabajo sucio" en la sociedad.

2) Distinción entre el delincuente común y el psicópata
La peligrosa ignorancia sobre psicopatía en las leyes penales
Los legisladores deben contemplar una realidad que les machaca diariamente: los delitos ejecutados
por psicópatas, y poder distinguirlos de los delitos ejecutados por personas comunes o por afectados
de locura.
Para la ley actual a cualquier delincuente que "haya comprendido la naturaleza del crimen y haya
podido dirigir sus acciones" en el momento de ejecutarlo (art. 34 CP) es punible. Es decir, si es loco
va al psiquiátrico; si no lo es, va a prisión.
Si va a prisión le compete los derechos de todo detenido: tiempo de condena, atenuantes, el "2x1"
(tiempo que permaneció en prisión sin sentencia), luego de determinado tiempo de condena y de
acuerdo a la conducta del delincuente es beneficiado con salidas transitorias, y finalmente con la
excarcelación anticipada, con un control burocrático. Así, una criminal condenado a 30 años en
1999, por estos artificios legales, puede salir, en lugar de 2029 en el 2009, 20 años menos.
Subyace, en este criterio, el concepto de que la cárcel redime, que el asesino "aprendió la lección" y
que existen probabilidades de que se reinserte en la sociedad, una vez que "pagó por su crimen al
suprimírsele la libertad por 10 años".
Podemos ver esto con una visión optimista y pensar que sea así. También podemos contemplar el
error humano y pensar que toda persona puede caer en el error de un acto criminal, nadie está
exento de esto. Y que, entonces, con unos años de cárcel puede reflexionar y responsabilizarse por
su error y aprender a no repetirlo. Puede ocurrir esto en personas comunes que se "desgracian" con
un crimen (emoción violenta, por ejemplo), incluso en delincuentes comunes. En estos casos se
pueden aceptar los atenuantes que prevén las leyes: la sociedad debe dar una segunda oportunidad.
Pero, antes de otorgar estos beneficios, debemos analizar "la forma del crimen" y la personalidad
del criminal. Tanto la psicología que trabaja con criminales, como la psiquiatría forense han
establecido una premisa que aún no se ha plasmado en las leyes: los asesinos no son todos iguales,
existen los psicópatas.
El asesino psicópata
El asesino psicópata es distinto en su accionar del asesino circunstancial u ocasional y del asesino
por emoción violenta. El asesino circunstancial es aquel que en medio de una acción delictiva (robo,
por ejemplo) ejecuta un crimen no previsto por él: en medio de la violencia que ejerce por su delito
aparece una situación que resuelve con un crimen. Estaba preparado para esa eventualidad (llevaba
arma), pero no era algo deseado por él. Para él, el crimen es una complicación a su objetivo
primario que es el robo. Dejamos de lado explicar el crimen por emoción violenta (cegado por la
pasión), y el crimen culposo (sin intencionalidad), por ser demasiado conocidos. Así, creo que el
asesino circunstancial puede acceder a los beneficios atenuantes de la ley. Pero el psicópata no.
En la personalidad del psicópata criminal está la necesidad de matar, y con el crimen satisface esa
necesidad. Y esa necesidad la tendrá siempre, no se atenúa o pasa por un asesinato. Al cabo de un
tiempo, generará otra acción que implique una muerte.
¿Cómo saber si el crimen fue ejecutado por un psicópata o por un asesino circunstancial?
Por el estudio de la escena del crimen (por la forma del asesinato), por la falta de una motivación
proporcional al hecho; por la intensa cosificación del otro, por el mero placer de matar; por la
planificación del crimen; por el intento de zafar de la responsabilidad; por la "frialdad afectiva" al
ejecutarlo; por la falta de un "arrepentimiento genuino" por el hecho criminal; por la repetición de
asesinatos y por la personalidad previa al hecho. Algunos de estos puntos no le son accesibles al
investigado en lo inmediato, pero otros puntos sí.
Veamos cómo se aplican estos puntos en el caso que presentamos más abajo, el del "Chacal del
Reparto Schick".
#8
Carpe Diem / Re:La Mente de un Psicopata
Marzo 08, 2020, 08:52:24 AM
SOBRE LA PSICOPATÍA

Dividiré mi presentación en dos apartados, el primero que trata sobre la libertad interior del
psicópata, y el segundo que habla sobre la diferencia entre el delincuente común y el psicópata:

1) La libertad interior del psicópata
El motor: la necesidad especial
En el psicópata la libertad interior tiene un núcleo central en el psicópata que viene de la necesidad
especial, ese núcleo que va a organizar su mente. La necesidad especial tiene la potencialidad de
acción de cualquier necesidad común (comer, ingerir líquido, abrigarse, etc.) pero gira sobre otros ejes (violación, canibalismo, el afán desmesurado de poder). Para implementarla necesita crear códigos propios (además de conocer los códigos comunes), y a su vez eso le da una ampliación de la libertad interior.
La libertad interior es la capacidad de pensarse libre a sí mismo y la capacidad de pensar que se
pueden realizar en lo real lo que generan sus pensamientos y, además ejercer la voluntad para
llevar adelante la acción.
En el hombre común, esta libertad interior esta acotada por las leyes, por los valores internos
como externos, entonces esta libertad tiene un rango de acción amoldado a las conductas generales para una cultura dada.
El neurótico acota aún más su libertad interior a través de sus miedos, de sus angustias y del
propio fantasma que él se crea, es decir, el neurótico tiene una libertad, un "poder hacer" menor, es un poder hacer con permisos. El neurótico vive pidiendo permisos a los demás y a sí mismo para hacer las cosas.
En el psicótico ocurre algo paradojal, su libertad exterior está extremadamente acotada, puede
hacer poco, tiene una capacidad práctica muy limitada, de hecho es un incapaz, y sin embargo tiene una libertad interior muy ampliada. En su interior todo es posible hasta lo extremadamente posible según lo que le marque el delirio. Por ejemplo, cuando dicen "soy la madre de Juno y soy la madre progenitora de toda la humanidad..." implica, desde el discurso, una extensión increíble de su libertad interior pero que, lógicamente, no puedo aplicarla en la praxis. Yo asistía una parafrénica que decía ser la hija de Juno y la Madre Primordial, generadora de toda vida en el universo. Y le preguntaba: "En su casa ¿que hace?" y ella contestaba con frescura: "Hago la comida - para mis sobrinos, limpio y aseo, hago las tareas de la casa". En la práctica la libertad interior del psicótico no se aplicaba, es a-pragmático como dice Goldar.

Nota: Los pasos del lobo

El abusador sexual tiene el vicio del abuso. Y, como todo vicioso, sabe que está mal lo que hace y aún así repite: su carga instintiva es más fuerte que la traba moral. Dejar que un pedófilo deambule entre niños es como dejar a un lobo que ronde a las ovejas. El abusador, al igual que el violador, se considera con el derecho a quebrar la libertad sexual del otro. Es más, muchos creen que el otro quiere ser abusado o violado. Dentro de su lógica, distinta a la del común, sus acciones armonizan con sus actos. Analizados desde una mente normal la conducta se ve aberrante, criminal; pero, desde la mente del violador sólo está respondiendo a sus necesidades especiales. Una necesidad insatisfecha, el hambre por ejemplo, atenaza, inquieta y empuja a la acción para conseguir el alimento. Una vez satisfecha, cesa la inquietud. Y luego, con el tiempo, reaparece y se repite el circuito.
La necesidad especial:
Abusar, violar, matar, tiene el mismo circuito. Esa es la causa por la que el violador reincide. El reproche, el castigo, el encierro no pueden mitigar la necesidad, es por eso que, puesto en libertad, repite la misma acción que lo llevó a la cárcel. Es su naturaleza de depredador. A un lobo no le interesan los derechos a la vida de la oveja, sólo ve un bocado apetitoso que saciará su voracidad..., por el momento.
Las leyes que no consideren esto seguirán cometiendo el mismo error de dejar libre al pedófilo, al violador, al asesino reincidente... que, inquietos y hambrientos, deambularán disfrazados buscando
su próxima víctima.
Es importante comparar al neurótico con el psicópata, y como se inter relacionan en el caso del círculo complementario -psicópata. El neurótico deja que la vida se ensañe con él, pide misericordia a un gran Otro y queda en deuda con él. El neurótico es un ser endeudado; vive pensando que le debe algo a alguien, y, contradictoriamente, a veces cree que la gente, la vida, le debe algo a él. El neurótico le pertenece "al qué dirán", es temeroso de qué es lo que van a decir sobre él; si su acción va a repercutir en los otros, como si la lupa de los otros observara su subjetividad. El psicópata, en cambio, se ensaña con la vida de los otros.
Nota: El horror de la desmesura

Cuando escuchamos casos como el de Josef Fritzl, el calificativo de "monstruo" nace con facilidad en nuestras mentes; y es fácil comprender el porqué: la desmesura de la acción de este hombre supera
el rango de las conductas aberrantes aceptadas. Lo que hizo rebota en nuestro entendimiento: la
mente de Fritzl está estructurada con un diseño muy distinto al común. Es la mente de un psicópata.
#9
Carpe Diem / Re:La Mente de un Psicopata
Marzo 08, 2020, 08:26:34 AM
Mi grupo esta conformado por: @Rodelo Diana @Rios Victoria @Dorado Paola @mendoza nayerlin @Fuquene Sergio y mi persona.

Este tema se trata sobre un enfermedad muy seria y que catalogan a estas personas como "Psicópatas" en esta sección se hablara sobre la criminalística, homicidas, suicidas, básicamente y coloquialmente "Locos" les enseñaremos lo que es su vida, día a día, síntomas, diferentes tipos de psicópatas, quienes parecen y quienes no, espero y les guste los artículos que hemos sacado de PDF muy interesantes.
Nuestro tema: "La mente de un psicopata"
"The mynd of a psychopath"   
Historia principal de este tema.
Main story of this topic.
After more than 200 years of history, the concept of "psychopathy" has been undergoing an authentic and varied ter-
minological metamorphosis. Except for those periods in the Medieval Age in which it was believed that psychopathy
and other "abnormal" behaviors and personalities were either from a demonic origin, or from a strictly hereditarian-
bilogicist-physiognomic-anthropometric origin, the other theoretical-research approaches have cast on light that, on
today, and after over 200 years of bitter and controversial history of the term, allow us to have reached a broad con-
sensus among scholars of psychopathy from a clinical-forensic and criminological standpoint.
This first paper or Part I is a review that aims to delve into the controversial and often unverifiable origins of the term
"psychopath". On the other hand, after intense empirical research since the 70's and focused primarily on the prison
population, modernity it has begun to talk differently about both criminal psychopaths as successful psychopaths, ha-
ving found that the main difference between the two types of psychopaths lies simply in the concrete crimes, being
as the basic structure of personality is almost the same in both types of psychopaths. Finally, it's very necessary to
emphasize that the antisocial character of the personality and behavior is observed, by definition, in any criminal, whe-
ther or not psychopaths, an antisocial character, on the other hand, which does not always or necessarily seen between
the so-called successful psychopaths.
Key words: Antisocial. PCL-R. Psychopathic personality. Psychopathy. Sociopathy.
Psicopatía, violencia y criminalidad:
un análisis psicológico-forense,
psiquiátrico-legal y criminológico (Parte I)
Psychopathy, violence and crime: a psychological-forensic,
psychiatric-legal and criminological analysis (Part I)