En lo anterior que dije, Sin embargo, la realidad no suele ser tan lógica y la luz tarda lo mismo, independientemente de la masa del objeto situado en esa malla espacio-tiempo. Si la luz tarda lo mismo en moverse por una malla espacio-tiempo curvada o recta, o dicho de otra forma, no se ve perturbada en su velocidad por el campo gravitatorio creado por la masa de los objetos, entonces es que el tiempo debe transcurrir de manera distinta cuando hay un campo gravitatorio intenso o débil.
"Efectivamente, el tiempo transcurre más despacio en la zona de influencia de un cuerpo con mucha masa (si yo mido ese tiempo lejos de la influencia de esa masa)", explica el investigador. Pues si eso es así, el tiempo cerca del Sol (un cuerpo con una masa descomunal) debe transcurrir más despacio que cerca de la Tierra "si lo mido desde la Tierra", continúa Eff-Darwich, quien apunta a un segundo hecho: el tiempo transcurre más despacio donde hay campos gravitatorios intensos, como en el Sol, medido por un observador que esté lejos de ese campo gravitatorio (como la Tierra).
Los astrofísicos analizan básicamente luz: cuánta llega de un objeto, con qué colores, si está polarizada y cuántas "ondas" emite, es decir, la frecuencia de la onda. Y la onda asociada a un haz de luz roja tiene una frecuencia de 450 billones de veces por segundo, mientras que la frecuencia de un haz de luz azul es de unos 650 billones de veces por segundo.
Aquí viene ahora lo más interesante, prosigue, y es que si la 'duración' del tiempo depende de la intensidad del campo gravitatorio y si el color de la luz viene dado por la frecuencia de la onda (número de veces por segundo), puede producirse un cambio en el color de la luz al modificarse el tiempo (la 'duración' del segundo) cuando se abandona o se entra en un campo gravitatorio intenso, lo que ha quedado probado con un experimento de 43 años de duración desde el Teide.
"Efectivamente, el tiempo transcurre más despacio en la zona de influencia de un cuerpo con mucha masa (si yo mido ese tiempo lejos de la influencia de esa masa)", explica el investigador. Pues si eso es así, el tiempo cerca del Sol (un cuerpo con una masa descomunal) debe transcurrir más despacio que cerca de la Tierra "si lo mido desde la Tierra", continúa Eff-Darwich, quien apunta a un segundo hecho: el tiempo transcurre más despacio donde hay campos gravitatorios intensos, como en el Sol, medido por un observador que esté lejos de ese campo gravitatorio (como la Tierra).
Los astrofísicos analizan básicamente luz: cuánta llega de un objeto, con qué colores, si está polarizada y cuántas "ondas" emite, es decir, la frecuencia de la onda. Y la onda asociada a un haz de luz roja tiene una frecuencia de 450 billones de veces por segundo, mientras que la frecuencia de un haz de luz azul es de unos 650 billones de veces por segundo.
Aquí viene ahora lo más interesante, prosigue, y es que si la 'duración' del tiempo depende de la intensidad del campo gravitatorio y si el color de la luz viene dado por la frecuencia de la onda (número de veces por segundo), puede producirse un cambio en el color de la luz al modificarse el tiempo (la 'duración' del segundo) cuando se abandona o se entra en un campo gravitatorio intenso, lo que ha quedado probado con un experimento de 43 años de duración desde el Teide.