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La Mente de un Psicopata

Publicado por mendoza nayerlin, Marzo 05, 2020, 06:35:00 PM

Dorado Paola

#15
Aqui les diré sobre la historia de la psicología, que es algo muy importante para comenzar a entender mas nuestro proyecto.

LEAHEY, T. H. History of Psychology 1
1: Psychology, history and science
INTRODUCTION
Aspects of the
Psi. studied
by Philosophy
Psyche-logos mind: a study of the soul this. Substitution of the term by mind.
Epistemology how human beings know the world: sensation, perception,
memory, thought... (P. Cognitive)
Ethics goodness, motives, lifestyles...
Relations
Psi.-Philosophy
The Psi. takes from Philosophy its conceptual foundations
But the Psi. as an independent science comes from biology/ physiology (scientific claim)
UNDERSTANDING THE SCIENCE OF SCIENCE
Newton and the
revolution
scientific:
scientific enterprise as the search for a small number of mathematical laws from which
to deduce the regularities observed in nature.
Permanecer lo más cerca posible de los hechos observables y lejos de las hipótesis
Positivismo (COMTE, 1798-1875) Funciones de la Ciencia Descripción (antes que explicación, que sería "imprudencia metafísica") Predicción
Control Aproximación epistémica, nomológico-deductiva o de cobertura legal(HEMPEL-OPPENHEIM, 1948)ABAJO-ARRIBA
Positivismo lógico:
Incorporación en la Ciencia de una función explicativa dentro del marco positivista: las
explicaciones son deducciones a partir de las leyes, "las leyes cubren los fenómenos".
Se centra en predecir y controlar, no entra en la
estructura real de la Naturaleza. Las explicaciones deben

funcionar, no importa por qué explanandum eventos que tienen que explicarse pueden deducirse del explanans observaciones iniciales y leyes científicas relevantes ley de hierro de la
explicación el explanans no debe contener ni explícita ni implícitamente al explanandum
lo contrario produciría circularidad en la explicación asimilación de explicación a
predicción la explicación de un evento consiste en que podría haberse predicho crítica: predecir no siempre es explicar las explicaciones como argumentos lógicos las leyes científicas son meras invenciones humanas, resúmenes de observaciones pasadas las leyes no gobiernan la naturaleza, sólo la describen Aproximación
causal ARRIBA-ABAJO Crítica al positivismo lógico las causas no pueden seguir a los efectos.
La mera existencia de una regularidad predictiva no es lo mismo que una ley de la naturaleza; expresa una correlación útil, no una ley causal.
No todas las explicaciones se ajustan al modelo de cobertura legal.
Adherencia a la metafísica El motivo de la ciencia es el de penetrar en la estructura causal de la
realidad Descubrir las leyes de la naturaleza (no sólo inventarlas)
Crítica: los causalistas no han proporcionado ninguna teoría sobre qué son las causas, cómo funcionan y cómo podríamos legítimamente inferirlas a partir de la evidencia.
Perspectiva pragmática
CONTEXTO
Una respuesta aceptable estará condicionada por factores sociales, personales, científicos y lógicos
Hay que tener en cuenta el contexto en que se formula la pregunta, las expectativas del interrogador y el juicio sobre lo que constituye una explicación adecuada del que contesta.
Posibilidad de alcanzar la verdad en la Ciencia
Realismo Esfera de cosas reales sobre las que la
ciencia teoriza aunque no las podamos ver.
Observaciones como evidencias de la
existencia en el universo de una estructura
causal subyacente.
Según VAN FRASSEN (1980)
Afirman que la Ciencia se propone darnos
en sus teorías una historia literalmente cierta sobre cómo es el mundo; la aceptación de una teoría supone la creencia de que es verdadera.
Antirrealismo
Lo único que la Ciencia debe explicar son
las observaciones mismas. "Ateos": instrumentalistas, consideran falsas todas las entidades inferidas.
"Agnósticos": empiristas constructivos, no
podemos afirmar si las inferencias son
correctas.
Afirman que la Ciencia aspira a darnos
teorías adecuadas empíricamente; aceptar
una teoría sólo implica la creencia de que
es adecuada empíricamente.

Rios Victoria

Los miembros de mi grupo son: @Fuquene Sergio @Rodelo Diana @Dorado Paola @mendoza nayerlin @Hildalgo Yrianna y mi persona @Rios Victoria
A continuación les regalare un pequeño resumen de nuestro tema:
Next I will tell you a small summary of our topic:
Psychopathy has been one of the most studied questions by criminologists to understand some of the violent acts that afflict any society; however, to date the classification of types of psychopaths is still unclear, there is no cause that can explain this personality, nor is it considered a mental or personality disorder. The only disorder that can be understood as related to psychopathy is antisocial personality disorder, where they share the violation of people's norms and rights, the absence of remorse, deception, impulsivity and aggressiveness; however psychopathy has its own characteristics.

Rios Victoria

Miembros: @Hildalgo Yrianna @Fuquene Sergio @Rodelo Diana @mendoza nayerlin @Dorado Paola y mi persona @Rios Victoria
El psicópata puede comprender las consecuencias para su víctima de lo que le está haciendo (que tiene miedo, que le causa daño físico, que quiere escapar), pero es incapaz de sentir lo que el otro siente, su dolor. Por este mismo motivo, muchos autores apuntan a que las personalidades psicópatas son incapaces de amar dado su egocentrismo patológico, pues amar significa la posibilidad de tener un vínculo donde el otro es importante, donde el otro tiene sus necesidades diferentes de las propias, el deseo de cuidarle y vincularme con él, de compartir su dolor, y donde yo me puedo sentir vulnerable; los psicópatas son incapaces de hacer esto.

Rios Victoria

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Introducción: criminología, penología
y jurisprudencia de los psicópatas
Tal como lo han venido poniendo de manifiesto numerosos juristas y académicos del Derecho, la posición legalista mantenida tanto por la Jurisprudencia como por la Doctrina es, y sobre todo en España, muy confusa, quizás debido, en parte, al disenso entre ciertos sectores científicos que no parecen ponerse de acuerdo al respecto debido a la no familiaridad de los juristas ni con el argot psicológico-psiquiátrico ni con los avances científicos y la innumerable cantidad de investigaciones que hasta la fecha de hoy se han venido realizando al respecto desde diversas disciplinas.

Rios Victoria

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Modos de relación del psicópata

El psicópata tiene, al menos, tres modos de relacionarse psicopáticamente con el otro.

El asociativo: es cuando un psicópata entra en relación con otro psicópata. Este tipo de asociación se da cuando el proyecto que debe realizar lo supera ampliamente como individuo. La relación es tensa y el equilibrio se mantiene mientras persista el objetivo. Hay que recordar que estamos hablando de personas altamente narcisistas, egocéntricas; en consecuencia, el apego que puedan tener sólo lo justifica el objetivo.

El segundo modo de relacionarse con el otro es el tangencial, es decir, cuando el psicópata se encuentra con la víctima ocasional; cuando ejerce su psicopatía en función de una acción de tipo delictiva, una violación, una estafa, por ejemplo. Es un encuentro 'puntual'.

Rios Victoria

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Códigos propios

Si se conversa en profundidad con estas personas, se verá que entre el psicópata y su complementario se establecen códigos propios, señas, gestos, que hacen que modifique la conducta del otro. Una paciente me decía: "mi padre me mira de 'esa forma' y yo ya sé lo que debo hacer". Otra paciente decía: "yo lo seguía por detrás, no quería que estuviera a su lado para no comprometerse; sin embargo, por su forma de caminar yo sabía si tenía que pararme o si tenía que estar a un costado o donde sea".

Hidalgo Yrianna

#21
No son psicópatas pero lo parecen.

A menudo las mujeres consultan por estar en pareja con varones que les resultan ríspidos en sus acciones y suelen confundir con psicópatas. Para hacer una adecuada distinción doy las características de algunas de estas personas y su diferencia con el psicópata.

Mujeriegos
Existen distintos tipos de mujeriegos. El fogoso, empujado por sus hormonas, está constantemente buscando una mujer, sin discriminar mucho, con la cual saciar su imperioso apetito. Lo caracterizan la frecuencia de relaciones sexuales y la avidez por el acto sexual en sí, en detrimento del cortejo previo a la relación. Son machos que agotan a sus parejas
y suelen ser necesariamente infieles, dado que
una mujer no suele bastar para calmar su voracidad sexual. Por otra parte, la mujer común se siente sexualmente inquieta ante la
presencia de estos hombres, independientemente de su aspecto, posiblemente por el hecho de que captan esta avidez sexual. Sin duda son la pareja ideal para una mujer fogosa, pero una fatiga para la mujer normal y un calvario para la mujer fría. Su prolífico accionar sexual sólo se atenúa cuando es muy añoso. Hay casos de hombres de más de ochenta años que mantienen su vigor, por lo tanto la mujer que espere que estos hombres sean fieles deben perder toda esperanza. No hay aquí una intención de dañar o de ofender a su pareja, sino que esto es pura necesidad biológica, que incluso, a veces, llega a molestar moralmente
al fogoso, pero, desde luego, no es algo que pueda dominar. Ninguna mujer comprende esto, así que la mujer satisfecha y gozosa es igualmente quejosa por las reiteradas andanzas extramaritales. Cuando conforman pareja con una mujer fogosa suelen llevarse de maravillas en lo sexual, pero suelen ser batalladores en la convivencia. Son esas parejas de las que los amigos no entienden porqué siguen juntos, ya que discuten continuamente, y a veces suelen ser altamente agresivos entre ellos, pero lo que los amigos no saben es que estas batallas verticales se solucionan en la horizontalidad.
Estos hombres suelen tener un magnetismo especial e impulsan a las mujeres a tomar la iniciativa del requerimiento sexual. La hija de uno de ellos me decía: "mi padre tenía un puesto de diarios y yo lo ayudaba algunos días, y era increíble como las mujeres directamente le venían a proponer, sin que él hiciese nada, un encuentro o una cita. Yo, como vivía en el barrio, las conocía; había casadas, solteras, viudas, delgadas y gruesas, y mi padre era de pocas palabras, de un trato seco, diría; sin embargo, ellas venían una y otra vez detrás de su objetivo". Era un seductor pasivo, ya que él no hacía nada para conquistar a las mujeres.
El infiel es mentiroso por necesidad. El seductor empedernido se caracteriza por disfrutar de los pasos previos a la relación sexual. Es un experto en cortejo. Ha adquirido la técnica del acercamiento hacia la mujer y el rito necesario para entrar suavemente en su interior. La mujer se da cuenta de que está en presencia de uno de ellos por las galanterías y la falta de apresuramiento en conseguir el objetivo principal. Son muy cuidadosos con su presencia, en los detalles de su vestimenta y en la mesura de sus gestos. Son delicados, sutiles, pero no dejan lugar a dudas de sus intenciones; la técnica es acercarse sin asustar. En realidad el seductor necesita tiempo para conocer con qué tipo de mujer está para encontrar los puntos vulnerables y las claves que le permitan artísticamente poseerla. Otro factor ponderable es la extraordinaria capacidad que tienen de comunicarse verbalmente y encantar con la palabra. Saben a quién, cómo, cuándo, dónde y de qué hablar. He conocido hombres que eran tan hábiles con su labia que eran capaces de conquistar, o al menos iniciar los pasos previos de una conquista sólo hablándoles mientras ellas caminaban por la calle, al parecer, indiferentes; y
algunas mujeres me han confesado que no se
pueden resistir a un hombre que las piropee y
las sepa halagar con palabras.
Hay una variedad dentro de estos seductores que se enamoran más de su técnica que de la dama, y cuando consiguen "el sí de las niñas" siempre tienen una excusa para no concretar la relación sexual. Este rasgo los emparenta con la histeria femenina, donde la apariencia genera situaciones eróticas que nunca llegan a concretarse.
El hombre de las dos casas. Este personaje no se contenta con formar una familia y tener una amante, sino que amplía sus aspiraciones hasta formar una familia paralela. Estas relaciones pueden mantenerse por muchos años con un acuerdo tácito de las mujeres involucradas. Bien sabemos que se puede engañar a una mujer por poco tiempo, pero jamás por años. Por lo general suelen ser personas no agresivas y buenos proveedores con sus dos familias, pero no se pueden desprender de ninguna de las dos.
El picoteador. Este tipo de infiel gusta de las aventuras esporádicas y con diversas mujeres. Es un amante exprés. Cuando no puede ejercer esta actividad con mujeres comunes, las realiza con prostitutas. Salvan su responsabilidad diciendo "que ellos tienen un amor y que las relaciones sexuales esporádicas no afectan en nada su relación familiar, ya que no significan nada para ellos". El doble enamorado es aquel que aparte
de su pareja tiene una amante estable, y la
amante es consciente de la presencia de la otra pareja, pero la situación de su marido le es desconocida a la mujer oficial. Por lo general la amante tiene características que suplen algunas de las falencias de la mujer oficial, según el gusto del doble enamorado. Es aquel que tiene escapadas de fin de semana con su amante argumentando salidas de trabajo o congresos, etcétera. Esta situación es duradera porque la amante disfruta de un tipo de hombre solícito, por lo general generoso y sin las rispideces de la convivencia; y la mujer oficial tiene un hombre tranquilo que no suele generar problemas de convivencia. Contra toda esperanza de las mujeres que consiguen formar pareja con mujeriegos, a quienes han conocido precisamente por esta característica de ser conquistadores, debo decirles que, si bien su rasgo distintivo puede atenuarse, tal vez por la vida en pareja, o incluso puede transcurrir un período de latencia al inicio de la relación en el que logre controlar, hasta un punto, sus apetencias hacia las otras mujeres, tarde o temprano el hábito retornará y siempre seguirán siendo mujeriegos. Si una mujer es muy celosa debe desistir de relacionarse con este tipo de hombre, y si no lo es o está muy enamorada de él, debe tolerarlo tal cual es y no plantear una guerra eterna e infructuosa, ya que no cambiará.
Diferencias entre el mujeriego y el psicópata conquistador. Los mujeriegos que hemos descripto aquí se satisfacen con conseguir, ya sea la relación sexual en sí, o sentirse favorecidos por las mujeres; y algunos, como en el caso del
doble enamorado o el hombre de las dos casas, con la ternura y el disfrute de una familia aparte. Es decir, estos mujeriegos son cuantitativamente distintos del hombre común, que es más sosegado en este tema, y se acerca más a la monogamia. El psicópata es cualitativamente diferente en este rubro, ya que la seducción y la posesión de la mujer es una mera herramienta
para conseguir otros fines más complejos, a
saber: Con la seducción tal vez consigan ser
mantenidos económicamente por la dama en
cuestión, psicópatas-parásitos; o pueden conseguir poder, ya sea en el sentido económico
o porque la mujer esté muy bien relacionada
con factores de poder y le sirva de escalón
para sus propósitos. Otro uso que hacen de las mujeres los psicópatas es el de construir una fachada de familia que los haga mejor presentables ante la sociedad para satisfacer
sus necesidades especiales, como es el caso
de empresarios, cuyo crecimiento depende de
las relaciones sociales, o bien de los perversos, donde la fachada familiar es útil para ocultar sus oscuras inclinaciones. El psicópata, que
desconoce el sentimiento de amor, le da un sentido utilitario a la mujer, y puede, incluso,
convertirla en una cómplice de sus acciones
ilícitas.
Manipuladores
El ventajita es una mezcla de manipulador y mentiroso con una excusa siempre presente para justificar su inacción laboral y su parasitismo sobre la pareja. No suelen ser agresivos, al contrario, pueden ser muy amables, hasta simpáticos, y muestran la cara de aquél al que la vida no le ha dado la oportunidad adecuada. Siempre está hablando de sus potencialidades trabadas por el medio, el país, o cualquier otra situación de la vida. Lo importante es que este tipo de hombre abusa económicamente de las mujeres, o bien el mayor peso económico lo lleva la mujer, y él se limita a hacer tareas menores con mucho tiempo libre; a veces suplen a la mujer en las tareas del hogar.
Este "ventajita", cuando es confrontado por
la mujer, que a veces se cansa de ser el "buey"
que arrastra la casa, asume un papel lloroso
hasta reinstalar la lástima de su compañera,
que lo vuelve a aceptar como parásito.

Hidalgo Yrianna

#22
Esta es la segunda parte de este interesante artículo, que nos da a entender que NO todo lo que se ve es real, son claros ejemplos que nos ayudaran a desarrollar mas nuestro intelecto social sin tanto miedo.

No son psicópatas pero lo parecen.
II Parte

Por lo general la mujer que se aparea con estos hombres es de carácter fuerte, dominante y de No son psicópatas pero lo parecen.
alguna manera le satisface el aspecto sumiso
con que suele investir su personaje "el ventajita". Al volver de su trabajo, por ejemplo, la mujer se encuentra con la casa ordenada y la cena preparada. Cuando se le pregunta a la mujer porqué sigue esta relación responde que
"a pesar de los déficits que ve en él, en realidad se siente cómoda y que, salvo el detalle de que trabaja poco o no trabaja, es un excelente compañero y una buena persona". El problema surge cuando la afectividad de la mujer se agota o aparece un tercero que le es más apetecible que el parásito, y es ahí donde se corre el velo y la mujer lo puede ver tal cual es, un ser ocioso que la ha estado manipulando durante toda la relación. Los argumentos recurrentes del "ventajita" son: que si estuviese en otro país apreciarían el talento que no puede desplegar en un lugar de cuarta como en el que está viviendo. Por ejemplo, un actor decía que de ninguna manera iba a hacer pequeños papeles actorales o comerciales porque él era un actor eximio para grandes obras de teatro que, por supuesto, nunca le ofrecían. Dentro de estos ventajitas también estan los estudiantes crónicos que prometen que 'el año que viene obtendrán el título', y que cuando trabajen como profesionales podrán compensar todo el sacrificio de la mujer por mantenerlos, pero ese famoso 'año que viene' nunca llega.
¿Por qué no consideramos a este vividor como un psicópata? Porque si bien es manipulador, mentiroso y con vicios de explotador, conserva la empatía y el trato de persona hacia la mujer y aporta, a su manera, elementos positivos a la relación en sí, como suplir a la mujer de tareas menores o brindarle un trato cariñoso y sin rispideces. Es, en definitiva, un vago con argumentos.
El psicópata parásito es un parásito contundente; se nota la cosificación y la falta de empatía, y el menoscabo de la mujer parasitada, a la que, si bien la impulsa a realizar tareas que reditúen económicamente para la pareja, en los otros aspectos la denigra. El psicópata parásito realiza, como todos los psicópatas, un trabajo previo para captar
la psiquis de la complementaria, donde muestra su arte de seducción y manipulación. Lograda esta primera etapa de encantamiento y, conseguida la sumisión de la mujer, ejerce
entonces el parasitismo. Este puede ser moderado o extremo, dependiendo de las necesidades del psicópata. Un parasitismo extremo, por ejemplo, puede ser el de inducir a la
mujer a la prostitución para generar recursos
que mantengan al psicópata; un ejemplo de
parasitismo moderado es aquél en el que la
mujer trabaja y el psicópata "administra" los
recursos económicos de la pareja, pero siempre está presente la degradación de la autoestima de la complementaria a fin de instalar en la mente de ella la consigna de que no puede hacer nada sin la presencia del psicópata. He escuchado decir a alguna de ellas "sin él yo no hubiese logrado nada" o "gracias a él soy lo que soy", con un convencimiento extremo.
Este grado de cosificación de la persona, como
dijimos, se produce en la primera etapa, y luego le resultan fáciles al psicópata las maniobras necesarias para mantener su estado de parasitismo. Como se observa en este caso y,
a diferencia de los que comentamos anteriormente, aquí el ejercicio del poder sobre la complementaria es manifiesto y explícito, hasta
asumido con plenitud por la propia complementaria. No está en estos casos el detalle del compañerismo o de la satisfacción de la convivencia, sino que la falta de empatía y el
deterioro de la autoestima hacen que la complementaria se desgaste emocionalmente.
Cuando este desgaste provoca agotamiento,
hartazgo, y la complementaria realiza atisbos
de rebelión, el psicópata retrocede unos pasos en su tiranía y le concede algunos beneficios. Es en esta etapa en que algunas complementarias le exigen al psicópata que haga psicoterapia de pareja, o bien una psicoterapia individual, acción a la que el psicópata se presta con mucho agrado, dado que a él le resulta fácil ir a conversar un rato con el terapeuta, y con esa sencilla maniobra retoma el poder sobre la complementaria, que cree que el psicópata está en vías de recuperación. Esta relación de parasitismo puede durar muchos años, hasta décadas, y algunas de estas parasitadas se resignan a su estado, nunca solicitan ayuda para salir del circuito y, a veces, el arte del psicópata es tan exquisito que las convence de que ese es el estado natural de las cosas.
Como suele pasar en la mayoría de las relaciones psicópata – complementaria, los familiares y los amigos advierten a la complementaria de la situación parasitaria en que se encuentra, pero ella hace caso omiso de estos argumentos y continúa con la relación y, si los allegados insisten, se aísla de ellos y concentra su vida alrededor del psicópata.
Intoxicado.
Este tipo de persona a veces puede confundirse con un psicópata por algunas conductas aberrantes que suele asumir, pero sabemos que la dirección de la conducta humana está generada por la armonía cerebral y, el desequilibrio producido por los tóxicos, drogas, medicamentos, alcohol, genera una desviación conductual, muchas veces estridente.
El alcohólico puede convertirse en un celotípico grave, dado que el alcohol usado por largo tiempo produce impotencia sexual, lo que conlleva la idea persecutoria de que la mujer, al no poder satisfacerse con él, le es infiel. Esta celotipia alcohólica puede ir de moderada a grave, pero siempre es muy perturbadora para la mujer que debe soportarlo y, a veces, en estado de ebriedad este intoxicado se convierte en un golpeador brutal, y estas golpizas pueden terminan en homicidio. Estos hombres suelen generar un delirio celotípico y cuando la mujer los abandona ellos están convencidos de que de esa manera han demostrado su infidelidad y pueden continuar con sus actos agresivos, aún desvinculados. Muchos de los crímenes pasionales se deben a esta situación. El alcohólico tiene dos comportamientos totalmente diferentes: en estado sobrio suele ser un trabajador más que aceptable, con buen trato hacia su familia y hacia su pareja, y en estado de ebriedad se puede convertir en un ser agresivo. Esta ambivalencia de conductas hace que la mujer permanezca en este circuito haciendo un bslance de que los períodos de sobriedad compensan los malos tratos recibidos cuando está borracho, hasta que el vicio se incrementa y la relación se hace insostenible. El otro elemento que cuenta para la persistencia de la mujer es que ella se da cuenta de que estando sobrio, el hombre pocas veces recuerda que es lo que ha hecho, y suele echarle la culpa al alcohol como generador de las agresiones, y no a la persona en sí. Este vínculo se fortalece más si hay hijos de por medio y si los medios económicos pasan exclusivamente por el
alcohólico. El alcohólico, en la fase sobria,
suele ser muy considerado con la compañera
y sus hijos, y a veces trata de enmendar el daño que causa por su vicio. Este dato, más la consideración de persona de la mujer, lo separa del psicópata intoxicado.
El psicópata que abusa del alcohol se cuida de no llegar a extremos que lo hagan perder el control de la situación. Sabemos que para el psicópata el mantener el control sobre los demás es una demostración de poder. Se puede convertir en un bebedor excesivo, pero no en el borracho perdido. El psicópata puede usar al alcohol para bajar su nivel de tensión interna, y para no repetir decimos que tiene todos los rasgos propios del psicópata en la relación con su pareja como: la falta de empatía, la cosificación y la manipulación, y no presenta las conductas compensatorias del alcohólico no psicópata. Hay que recordar que el psicópata presenta defensa aloplástica, que significa que él nunca se reconoce como culpable de nada y siempre le atribuye a los otros los resultados negativos de su propia conducta. El drogadicto tiende a que la mujer lo acompañe en el vicio, y si ella se resiste apela a todos los argumentos para conseguir que al menos pruebe la droga. En ocasiones la mujer cae en esta trampa y tenemos entonces dos personas intoxicadas que, a medida que avanza el vicio, van degradándose humanamente hasta llegar, a veces, a conductas fuertemente aberrantes, por ejemplo, como que la mujer se prostituya para conseguir droga para los dos o que cometan delitos. Pero si la mujer no acepta entrar en la drogadicción debe soportar los avatares propios de la conducta del adicto, cuya principal atención en la vida gira alrededor de la provisión de la droga, en los casos graves, y a la larga, constituye una pesada carga para la mujer, quien termina sosteniendo económicamente el hogar y proveyéndo de dinero al adicto para que compre las drogas y observando como él empeña cosas de la casa o roba dinero para conseguir la dosis. La mujer se encuentra en un dilema ético: quiere dejar al drogadicto, pero le da lástima abandonar a un enfermo tan grave, e intenta que modifique sus hábitos como para que se equilibre y luego abandonarlo, es decir, quiere que el drogadicto cambie y deje el vicio para irse, cosa que puede ocurrir muy excepcionalmente. Cuando el drogadicto se da cuenta de que la mujer se puede ir, entonces finge el deseo de curarse de la adicción, inicia tratamientos ambulatorios primero, e incluso llega a internarse con tal de evitar que la proveedora económica que le facilita la droga, lo
deje sin recursos. Aquí la degradación es bastante intensa tanto en el hombre como en la mujer, que se siente usada como proveedora de dinero para conseguir la droga; y es posible concluir que esta una actitud psicopática, dada la socavación de la persona de la mujer, sin embargo la fuerte autodestrucción del drogadicto y la degradación humana a la que llega están lejos de la preservación del yo y de su persona que hace el psicópata.
El psicópata consume drogas cuando no puede satisfacer sus necesidades especiales y su tensión interna aumenta de tal forma que usa a la droga como un paliativo a este malestar interno. Accidentalmente se puede convertir en un adicto grave y sí puede ser un consumidor moderado si logra encauzar los objetivos que le impelen sus necesidades especiales. Es decir, si consigue alguna forma de poder y, de esa manera satisface su necesidad especial, el deseo de la droga disminuye y puede consumirla simplemente como un incentivo. Para entender esto hay que pensar que el psicópata se ama y no puede tolerar el derrumbamiento y la dependencia atroz a la que llegan los otros toxicómanos. El psicópata drogadicto, en la fase inicial, suele ser cruel y terrible cuando implementa los medios para conseguir la droga, llegando incluso al homicidio, pero siempre conservando un plan de escape para zafar del castigo por sus actos. El artificio de la cosificación, que es innata en él, le permite la realización de estos desmanes que lo pueden diferenciar del toxicómano no psicópata, que tiene una tendencia más 80. Este tipo de psicópata suele, a su vez, convertirse
en un narcotraficante, es decir, encontrarle una vía de poder al tema de las drogas.
Parasitismo
1. "Si bien tiene un pequeño sueldo vive de su madre, pide prestado dinero a los amigos, me pedía a mí siempre y ahora supongo que le pide a su novia millonaria. Nunca devuelve el dinero que pide prestado". (Con las cartas marcadas – Enero 2008)
2. "La mayor parte de las veces todos trabajamos para él, y es él quien se lleva el crédito y el dinero por los logros. En mi caso particular, yo perdí todo mi patrimonio con él. Me convenció para que invirtiera en sus negocios, que a la final sólo reportaron pérdidas por el exceso de gasto operativo del que sólo él se benefició, pues incrementó el capital de la empresa y se dio vida de rey. Me convenció para que vendiera mis propiedades y comprara otras de mayor plusvalía. Hasta ahora no entiendo cómo pude aceptar que las nuevas propiedades salieran a nombre de su madre y hermano... También me hizo endeudar en el banco, en tarjetas de crédito que hasta ahora estoy pagando. También prestó mi dinero a algunos de sus amigos, que
tampoco me han pagado. Incluso convenció a mi hermana para que sacara un crédito para él, crédito que hasta ahora no
ha sido cancelado". (El fascinador – Enero
2010)
3. "Sus cuentas son pagadas por su madre, quien además se hace cargo de la limpieza de la casa, de hacerle de comer, de lavar y planchar su ropa, de esperarlo despierta cuando llega tomado, lavar las suciedades del perro, pagar los gastos de servicios de la casa y de comida también.
Igualmente de las hermanas, quienes ocasionalmente pagan la parte de la renta que
le corresponde, para ayudar a su mamá".
(Alcohol y algo más- Junio 2009)
4. "Vivía del esfuerzo mío. Él era empleado administrativo por la mañana. No hacía nada más. Yo trabajaba por la mañana en la misma oficina que él, a la siesta enseñaba en escuelas, iba a la universidad y cuando era necesario cumplía horas extras en la oficina. Algunos días debía pasar de un trabajo a otro sin almorzar. Cuando yo lo conocí me dijo que trabajaba en una empresa de transporte con camiones que se movían de una provincia a otra. Antes de casarme, por algo que me hacía ruido, fui a buscar el lugar donde decía que prestaba servicios (que no era la casa central que yo bien conocía) y resulta que ese anexo no existía. Se lo dije y lo negó. Cuando ya casados y, sabiendo yo que no tenía otro trabajo, lo impulsaba a que busque otro trabajo para el medio día libre. Una vez me dijo que ya había conseguido, por ese entonces trabajábamos en turnos diferentes. Estando ya en el trabajo, regresé a la casa donde vivíamos, para comprobar si había salido a trabajar y lo encontré durmiendo. El primer tiempo de casados vivíamos con los padres de él. Escuché una vez que el padre reclamaba que le faltaba dinero, de tanto en tanto. Optó luego su padre por poner el dinero en una caja con llave. Después de algunos años me di cuenta de que era mi ex marido quien sacaba el dinero". (Bruto, ladrón y fabulador – Enero 2009)
5. "Nunca ha trabajado, sólo yo, y no
le gusta que lo haga, porque dice que yo
debo estar en casa con él.

Hidalgo Yrianna

#23
Miembros: @Hidalgo Yrianna @Dorado Paola @Rodelo Diana @Rios Victoria @Fuquene Sergio @mendoza nayerlin
Esta tercera parte de este articulo que es tan popular, consultado por un número alto de personas, no termina solo aquí son casos y casos de este tema que solo se dan por miedo, que es algo muy real y común que nos pasa a todos, pero con la ayuda de estos ejemplos tan bien redactados nos regalan una idea de quien SI y quien NO.

No son psicópatas pero lo parecen.
III Parte

6. "Durante los primeros 10 años de
matrimonio, F y yo habíamos tenido múltiples disgustos por su facilidad para endeudarse más allá de lo racional dentro de nuestras posibilidades. En el año 1996 usó mis prestaciones para pagar sus deudas, sin consultármelo, cuando el acuerdo había sido ponerlo en un depósito a plazo. En el año 99 usó mis prestaciones para pagar el equipo de sonido que había comprado sin consultarme y que tenía en un depósito a plazo. En el 2000 me convenció de pedir un préstamo millonario a mi nombre para pagar su carro Isuzu Amigo.
En el 2003 cambió ese carro por un Honda, tras haberse ido de la casa 2 meses son pretexto de ser perseguido por lavadores de dólares a quienes me dijo que tuvo que espantar a balazos y que para quienes mis papás dieron miles de dólares en prenda para que dejaran de golpear a F, según su versión (en realidad, mis papás y yo oímos y leímos mensajes de una muchacha que decía haber vivido dos meses maravillosos con él, F indicó que todo era mentira, pero el hecho es que tengo testigos de los mensajes). Ese carro también generó deudas, fueron asumidas por D, quien le cambió el carro y la deuda por su Honda viejito". (Lo que hace es como hipnoizarme -Noviembre 2009)
7. "Los siguientes días yo hablé con sus
amigos, preguntándoles si sabían si él tenía algún problema, y así me enteré de cosas horribles. Ellos se sinceraron conmigo y me dijeron que él era un acomplejado porque vivía ahora con su mamá en una zona no muy buena de Caracas, él no tenía dinero y que probablemente sólo me estaba utilizando para salir de ese "mundo" en el que no quería vivir, al
igual que lo había hecho con su ex novia, quien
era también de mejor posición económica que él...". (Mentiroso grotesco- Junio 2010)
8. "No ha trabajado jamás. Le saca plata al que puede... ¡¿negocios!?Compraventa de cosas...un misterio, además de que, obviamente, le saca plata a las mujeres...Según me he enterado ha estafado a una chica de otro país haciéndole creer que harían una inversión en tierras y cultivos; ella hasta sacó un préstamo, ya que él no tiene como respaldar un préstamo y le dio toda la plata a él...Obviamente el resultado lo imaginará: ni plata, ni tierra, ni cultivos...ni amor.....Y aquí lo loco....Ni denuncia...". (Psicópata intenso-Junio 2010)
9. "Por tres meses salíamos de viaje todas las semanas, comíamos y bebíamos cuanto queríamos, y así se fue terminando mi cuenta de ahorros, él siempre diciéndome que cuando trabaje me apoyaría, pero nunca lo hizo". (Las amarras de Ulises- 2009)
10. "Con una novia duró 10 años, fue a la que mas parasitó. Hizo toda su carrera sin trabajar, ella le pagaba todo: se compró un auto que usaba él, le compraba ropa, apuntes para la facultad, le pagaba vacaciones, salidas". (Ludópata pijotero - Mayo 2009)
Abuso de drogas y alcohol
1. "Después de poco tiempo de salir, un día en su casa me dice que quiere compartir algo conmigo; sacó cocaína y la puso sobre la mesa y dijo: «yo tomo esto, esta es mi vida y no puedo mentirte más, lo quiero compartir con vos». Lo nuestro se remitía a estar en su casa encerrados tomando
droga y alcohol". (Psicópata y drogadicto-Enero 2010)
2. "Las drogas infiero que las ha probado porque me dice a veces "ese libro me tiene atrapado como una marihuana de las buenas..., no lo puedo dejar..." quizá sea un alarde más; del alcohol he sido testigo personal de su uso y abuso, incluso a veces al día siguiente tiene problemas para levantarse a trabajar; sexo y alcohol son para él la combinación mas divertida". (El ondulante paso del histérico. Enero 2009)
3. "G fumaba porro. Yo jamás había fumado en 29 años, pero con él fumé sin problemas. G consumía cocaína desde los 15 años, pero jamás me lo dijo, lo supe muchos años después. Más avanzada nuestra relación cada tanto traía un papel y tomábamos un poco, y yo creía que era un aditamento, como para otros un champagne (yo no tomo, soy abstemia) Cuando se refería a la merca, contaba que su hermano había sido adicto, que él en una época había tomado, pero que siempre había podido 'dejar', que nunca se había 'enganchado'. El porro era 'para desestresarse'.
Como yo nunca había estado con nadie que
consumiera cocaína, no distinguía los sínto-
mas: luego me di cuenta de que muchas veves había tomado, y yo lo confundía con el efecto de un vaso de whisky. Fuimos a un telo y tomamos cocaína. Él se pasó de rosca, quedó hecho mierda. Yo no quise ver que ahíhabía un problema de adicción.Duró poco el intento, él dijo que yo era siempre igual y que no podía estar conmigo.
Yo no sabía, pero estaba empezando a drogarse cada vez más, a ir con prostitutas y a drogarse. Ese proceso fue empeorando su condición clínica y mental. Cuando el nuevo tratamiento fracasó, empezó su barranca abajo. Yo lloraba. 'te podés morir', le decía. 'Vos no eras adicto, si estuviste años sin tomar'.
'¿Cuándo?', respondió. 'Cuando vivías conmigo, excepto al final...', dije. Y entonces me miró con la cara de un demonio: '¿a vos quién te dijo que yo no tomaba?', me dijo, y me fulminó. ¡Me había mentido! Siempre había tomado, más o menos cantidad ¡pero siempre! Ese descubrimiento fue terrible, para mí, por dos razones: había vivido mintiéndome, él a quien tanto le molestaban las mentiras, por eso
sus cambios de humor, sus arranques. La segunda razón de lo terrible de enterarme fue
que mi mente inmediatamente hizo la ecuación: no lo sabía, no pude ayudarlo; si hubiera sabido otra habría sido la historia: no nos habríamos separado, se habría tratado, etcétera. Ése fue el principio, fatal, de mi recaída en mi adicción a él -más violenta, más absolutaque la vez anterior-. Ahora no era sólo una historia triste, una vida de soledad: ahora estaba enfermo y yo sería su enfermera. Hablé con su médico: me explicó que él tenía una vida sexual muy promiscua, que se drogaba, que era imposible que se recuperara así, que podía perder el pene. Al mes volvió a internarse siempre a mis instanciasme iba a dar el manejo de su dinero para no drogarse, que fuera a buscarlo. El psiquiatra no quería darle el alta hasta que no tuviera una comunidad a la que ir. Tuvimos todos una reunión: yo fui, ilusa. Él sabía que, como era la responsable, si yo firmaba él podía irse contra opinión médica. Yo estaba ahí, con la directora de la clínica, con el psiquiatra, y él, que decía 'yo te pido que me dejes salir, soy un hombre libre, mi libertad está en tus manos: ¿qué vas a hacer?'. Pocas veces sufrí más. Le firmé la salida, aun cuando le avisaron que iban a hacer la denuncia en una defensoría. Con todo lo que había hecho para internarlo tuve que firmar que se iba conmigo. Por supuesto, volvió a drogarse esa misma tarde. Esa tarde fue de las peores que recuerdo para mí un miércoles, el viernes todavía seguía desaparecido y me llamaron de la clínica para que fuera a buscar sus cosas. Me sentí tan infeliz. Ese verano fue atroz. Desaparecía días, me llamaba a cualquier hora cuando volvía 'para que me quedara tranquila' -yo me pasaba noches enteras pensando que me iban a llamar para avisarme que estaba muerto-, yo lo puteaba, o le suplicaba; cuando estaba en el departamento permanecía tirado como un vegetal, rodeado de restos de comida, sin bañarse, era un espanto ver esa casa así, la casa que yo había arreglado para él con la   de que mejorase. Me llamaba en cualquier momento. Mientras tanto, la denuncia seguía su curso y los forenses iban a verlo. No les abría. Empezó el lento trabajo de convencerlo. Le dije que me estaba destruyendo la incertidumbre cada día, que temía por su vida. Empezó a decir que lo haría, por mí. Intentamos que pasara a una internación psiquiátrica; mientras llegaba el psiquiatra se arrancó el suero porque no le daban de comer, después de varios intercambios verbales airados con la médica de piso, y salió tambaleándose por el pasillo, yo corría detrás. Pero esa tarde, antes de desaparecer dos días, me prometió que se internaría. Así fue. En el medio yo llevaba datos al juzgado sin que supiera, con su abogada; coordinaba con su psiquiatra: un instante en que algo saliera mal y no lo haría. Esa vez se negó a ir en ambulancia, discutió con el psiquiatra que venía a dar la orden de internación. O iba conmigo en taxi o no iba. Le firmé al médico todo lo que me pidió y lo llevé en taxi. En cada semáforo temía que se bajara, él repetía: lo hago por vos, para que duermas tranquila. En la puerta del psiquiátrico se aflojó: lloró, me dijo: "por favor ayudame a recuperar mi vida". Los forenses lo vieron allí, ordenaron que hiciera tratamiento: no podía zafar. Obligado por el juez tuvoque ir a una comunidad terapéutica que porsupuesto busqué yo, hice las entrevistas, etcétera. Fue en esas tardes de otoño en que me di cuenta de que otra vez me sentía enamorada de él, de que su vida importaba casi
más que la mía. Fui con él cuando se internó,
estaba nervioso como un chico, yo le daba la
mano. Pasaría más de un mes sin ver a nadie,
recién a los 10 días lo dejaron llamarnos por
teléfono. Lloraba de emoción, me decía cuánto
nos quería. Yo otra vez tuve esperanza. Esos
primeros meses de tratamiento fueron buenos. Retomó sus tratamientos médicos y yo lo acompañaba. En una de esas veces me besó, y pasé con él un reinicio de noviazgo que me tenía en las nubes. Mientras tanto en la comunidad me decían que él hacía 'como si': cumplía los horarios, las normas, pero no estaba comprometido con el tratamiento. Me enloqueció para que lo cambiara de institución: para agosto estaba en otra. A mí en ese momento me pareció que el psicólogo era un psicópata. Allí podía salir los fines de semana, venía a casa de viernes a domingo. Parecía estar encaminado. A la mañana cuando me iba a Retiro me dio un beso y me dijo 'quedate tranquila, te quiero, todo va a estar bien'. Él se volvía a la fundación. Cuando llegué a Mar del Plata llamé para avisar que estábamos bien y el director me dijo que no se había presentado. Fue como si me pegaran un tiro. Me arruinó. Esa noche me llamó totalmente dado vuelta y me dijo ¡que había estado trabajando! con gente con la que trabajaba antes. Le dije que sabía que era mentira y que se volviera a la fundación porque harían la denuncia. Durmió todo el día siguiente y cuando me llamó a la noche me juró que no había estado con putas, se había drogado, sí, pero con un conocido. Le creí. A mi vuelta logró que lo ayudara a dejar la fundación, le creí que haría tratamiento psiquiátrico, se vino a vivir a casa. Duró un fin de semana: el lunes yo me hacía un estudio, me acompañó, le di dinero para el colchón de su casa que había que cambiar y para un celular (yo administraba su dinero), luego me dijo 'te quiero, te veo a mediodía' y desapareció. A las 11 de la noche pretendió hacerme creer que había estado con esa gente con la que trabajaba, yo no lo dejé entrar, le tiré el bolso por la cabeza y lo eché. Pocas veces estuve tan apenada: ahora no cabía la explicación de la soledad, de la falta de contención, de nada de eso. Ahora estaba claro que él hacía lo que se le daba la gana sin importarle nada de mí ni del hijo, que habíamos tenido que atravesar todo eso. Algo muy recurrente en mi relación con él fue esa sensación del esfuerzo inútil. Fue otro verano
igual al anterior, pesadillesco. La misma rueda. Sólo que ahora era en la casa que había sido nuestra adonde lo iba a ver, y también veía cómo esa casa, que yo había arreglado (de nuevo, sí, ¡arreglando una casa!!) durante su internación se ensuciaba y corrompía. Intentó internarse en febrero, estuvo 15 días y no quería ir a ninguna comunidad. Se le consiguió un ambulatorio, fuimos a la entrevista y lloró todo el camino. Me dijo que ya lo había ayudado mucho, que lo soltara. Yo lo abracé con desesperación. No te voy a soltar, le dije. La misma mañana que se externó se fue a drogar: tenía mucha plata que me había pedido para vivir tres meses. Se la gastó en una semana. Un mes y medio después, otra vez y siempre 'por mí' se reinternó y después pasó a una comunidad terapéutica en Capital. Era una rueda angustiosa. Mientras estaba internado quería ir a nadar, como iban otros internos; quería tener grupos 'más fuertes', donde poder charlar sus cosas profundas -en la comunidad decían que se iba por pasos, primero el hoy, después el ayer-; como detectaron en él un trastorno psiquiátrico además de la adicción, lo dejaron ir dos veces por semana a su
psiquiatra; cuando lo dejaron nadar quería pintar, y siempre se quejaba; casi no se vinculaba con sus pares, para él eran todos unos imbéciles, salvo un par; odiaba las asambleas donde se contaban 'los días limpios' pero después me esperaba 'tengo 128 días limpio'; después quería salir, ver al hijo jugar al fútbol los sábados, cuando finalmente lo hizo, al mesestaba harto de hacer todos los sábados lo mismo, y encima el nene 'no progresaba', yo le dije que no podía ser tan hijo de puta; le daban 2 días y quería 3, le daban cinco y quería toda la semana, había muy pocos momentos en que se metiera en el tratamiento, muy pocos. Mientras tanto a mí mi grupo de mujeres en la fundación me hacía mucho bien: hubo noches en que le conté cosas que yo había dicho y él después me las echaba en cara, me decía 'de qué lado estaba yo', yo le decía que todos del mismo: su cura. Pretendía digitar qué decía y qué no, usarme para que hablara en mi espacio de lo que él quería. Me decía que era su lugar, que estaba ahí por él. Algunos fines de semana fueron buenos, compartimos salidas con y sin nuestro hijo, en una de ellas me dijo que si no me hubiera tenido a mí, que lo quería tanto, estaría muerto, y que me amaba. Pero en general dormía la siesta, no iba a buscar al nene al colegio, usaba más dinero del permitido, y yo no debía decir nada en la fundación porque 'eran boludeces'. Dijo que la otra vez no había funcionado porque había estado obligado por el juez, que esta vez era por él, y que funcionaría. Pero no funcionaba.
Creo que nunca se lo creyó, ni por un segundo. A la segunda consulta conjunta con el psicólogo dijo que su problema era que vivía con una mujer que quería manejarlo, que no le entregaba su dinero -la llave de la caja de seguridad-, y que meaba parada. Me indigné y me fui, llorando. No se disculpó.

Fuquene Sergio

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Las personalidades psicopáticas: ¿o, más bien,
psicopatologías de la personalidad?
Como bien ha advertido el profesor García-Pablos de
Molina en su Tratado de Criminología8, desde que
en 1896, en la primera edición de su obra seminal,
definiera Kraepelin la personalidad psicopática9, la
doctrina psiquiátrica ha polarizado en torno a esta
categoría buena parte del debate científico. En el
momento de verificar posibles conexiones entre
anomalía o trastornos psíquicos y crimen, el concepto de psicopatía ha ocupado un papel estelar, a
pesar de que su delimitación no concite precisamente consenso alguno (con razón se ha dicho que
no existe "el" psicópata10, ni dos psicópatas iguales):
el número y la heterogeneidad de las personalidades
psicopáticas (tipologías), la etiología muy diversa que
se atribuye a tales cuadros clínicos y los rasgos de
personalidad descritos en cada caso demuestran la
complejidad y controversia del problema.
Fue el psiquiatra alemán Emil Kraepelin quien en
1903, con la séptima edición de su influyente obra
Psychiatrie: Ein Lehrbuch11, vino a poner un poco
de sentido al sinsentido histórico que el concepto de
psicopatía había recorrido hasta entonces. Aunque
seguían resonando ciertos ecos de la antaño
manía/locura sin delirio, Kraepelin comenzó a hablar
de los estados psicopáticos y, sobre todo, de las personalidades psicopáticas12,13. Ya en esta época, él
fue quien primero advirtió que los psicópatas ni se
encontraban recluidos dentro de los sanatorios mentales -los llamados, por aquel entonces, manicomios- ni tampoco sólo se circunscribían al submundo
delincuencial.
Veinte años después, el doctor Kurt Schneider14, otro
psiquiatra alemán y pupilo de Kraepelin, tomó el testigo de éste y lo plasmó en su ya clásica obra Die
Psychopathischen Personlichkeiten ("Las Personalidades Psicopáticas"), sin duda la obra más influyente en los postulados teóricos y nosológicos de las
posteriores clasificaciones psiquiátricas internacionales, tanto la de la American Psychiatric Association (APA) como la de la Organización Mundial de la
Salud (OMS).
Lo que hizo Schneider fue poner de manifiesto que
existían, para él, hasta diez subtipos de personalidades psicopáticas –hipertímicos, deprimidos, miedosos, fanáticos, vanidosos, lábiles, explosivos, fríos,
abúlicos y asténicos–, subtipos que, curiosamente,
se parecen sobremanera a los actuales diez trastornos de la personalidad recogidos en el DSM-IV-TR
de la APA. Otra de las novedades que hizo notar este
autor fue advertir sobre lo que ya había apuntado su
mentor, es decir, que los psicópatas se encontraban
también fuera de los contextos penitenciarios. En general, y muy conocida, la fórmula de Schneider14
definía las personalidades psicopáticas con una
frase que ya ha quedado para la posteridad:
"aquéllas que por su anormalidad sufren o hacen
sufrir a la sociedad" (p. 17).
Aunque las personalidades psicopáticas de Kraepelin
y de Schneider supusieron un cierto nuevo aire en la
comprensión del concepto de psicopatía tal y como
lo entendemos en la actualidad, quizás podríamos
reprocharle a ambos el hecho de que enmarcaran la
psicopatía dentro de un sistema psicopatológico en
el que, en ningún caso, tiene hoy cabida este constructo, ya que, precisamente, una de las características esenciales de la psicopatía es la ausencia de
manifestaciones psicopatológicas de cualquier tipo.
Por tanto, Kraepelin y Schneider describieron, para
ser más exactos, una serie de psicopatologías de la
personalidad, más que personalidades psicopáticas
sensu stricto.
Cuad Med Forense 2011;17(3):123-136

Fuquene Sergio

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El psicoanálisis y sus explicaciones circulares:
los delincuentes por sentimientos de culpa
A medida que los nuevos conceptos y teorías del psicoanálisis se fueron consolidando durante la década
de los años veinte, las nociones preliminares y más
extendidas en relación con el carácter de los psicópatas fueron el objeto/tópico principal de las publicaciones de los clínicos, cada uno de los cuales partía
de su escuela de pensamiento. La mayoría se vieron
enfrascados en esta tarea gracias a un texto de
Freud18 titulado "Algunos tipos de carácter observados con el trabajo psicoanalítico". En este texto,
Freud describió "actos peculiares" que no parecían
ser propios del carácter del individuo. Al exponer la
dinámica subyacente a un subgrupo de estos casos,
refiriéndose a la "criminalidad a partir de un sentido
de culpa" (los denominados delincuentes por sentimientos de culpa), Freud18 escribió lo siguiente:
El trabajo analítico lleva a la sorprendente conclusión de que tales acciones se producen precisamente porque están prohibidas y, al llevarlas a
cabo, la persona disfruta de una sensación de alivio mental. Sufren una sensación aprensiva de
culpa, de la que no conocen el origen, y, una vez
que han cometido la acción prohibida, la opresión
se mitiga (p. 342).
Este texto freudiano fue el desencadenante de numerosos trabajos clínicos de otros psicoanalistas y
neopsicoanalistas. Entre los que se escribieron desde
principios hasta mediados de los años veinte cabe
citar el Joven Díscolo de Aichhorn, el estudio de
Reich sobre El Carácter Esclavizado por el Impulso,
el análisis de Abraham sobre la vida e Historia de
un Impostor, y los trabajos de Alexander en torno al
"carácter neurótico".
Aunque Partridge lo intentó y los psicoanalistas continuaban sin salir de sus clásicas explicaciones de
tipo circular (como las califica Hare19), la propuesta
de emplear el término sociopatía como sustituto del
127
JM. Pozueco Romero et al.
Cuad Med Forense 2011;17(3):123-136
de psicopatía no llegó a buen puerto6. Si bien es
cierto que actualmente los norteamericanos son asiduos empleadores del término sociopatía, el gremio
científico, en general, sigue manteniendo la nomenclatura tradicional de psicopatía y han establecido
sutiles diferencias. Así, mientras el problema subyacente del psicópata se encuentra en "algo" interno a
su misma estructura de personalidad, el de los sociópatas descansaría, más bien, en la estructura de las
características de la sociedad de cada momento.
Lejos de posicionarnos en uno u otro sentido, lo
cierto es que ambos conceptos, si bien no son totalmente contradictorios, pueden emplearse -pero no
indistintamente, ni tampoco como si fueran intercambiables- siempre y cuando estas diferencias se
subrayen.
Cuad Med Forense 2011;17(3):123-136


Fuquene Sergio

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Regreso al presente y futuro: una
reformulación necesaria
Las diversas tipologías o subtipos de psicópatas
Ante todo este panorama, es posible que las numerosas tipologías existentes de psicópatas tampoco
hayan contribuido a clarificar el concepto más general de psicópata, el cual sigue siendo actualmente
impreciso para algunos autores. Lamentablemente,
los amplios esfuerzos doctrinales de, por ejemplo,
Michael J. Craft han sido desoídos con frecuencia.
En su influyente obra de 1966 Psychopathic Disorders and Their Assessment, Craft43, después de revisar el desarrollo histórico de esta categoría tan
ambigua, concluyó que dos son los rasgos distintivos
de una personalidad psicopática: 1) una incapacidad
para responder emocionalmente en situaciones en
las que se esperaría alguna respuesta, tratándose de
una personalidad normal; y 2) una irresistible tendencia a actuar impulsivamente. En base a esto, el
autor estableció que de estos dos rasgos distintivos
generales se derivarían otros rasgos secundarios:
agresividad, ausencia de sentimiento de culpa, falta
de motivación o pulsión positiva, no influenciabilidad
por el temor al castigo, etc.
Sin embargo, recientemente se han venido realizando diversos estudios empíricos que han probado
que las tipologías de psicópatas no sólo son diversas
sino, además, necesarias. Tal es el caso de, por
ejemplo, la investigación llevada a cabo por Hugues
F. Hervé, J. Yong Hui Ling y Robert D. Hare, presentada como ponencia en una Conferencia celebrada en
New Orleans bajo el título de La Psicopatía Criminal
y Subtipos44.
Partiendo de la base de que el concepto de psicopatía contenido en el PCL-R se compone de las cuatro
facetas anteriormente expuestas, se podría hablar de
subtipos de psicópatas. Al mismo tiempo, considerando que este instrumento consta de 20 ítems o
rasgos, existen distintas combinaciones que pueden
llevar a que se obtenga un puntaje elevado (igual o
mayor que 30), debiendo tener al menos 2 puntos
en 10 ítems y 1 en los demás. Como ya estableciera
Hare1, la psicopatía puede considerarse, en vistas de
la polémica generada al respecto, tanto una categoría discreta (o taxón) como una categoría continua
(es decir, un continuo dimensional que, según las
puntuaciones del PCL-R puede ir desde más hasta
menos psicopático). En consecuencia, no todas las
personas que delinquen y que obtienen un puntaje
elevado en el PCL-R son iguales.
Para demostrar esta hipótesis, Hervé, Ling y Hare44
llevaron a cabo un análisis de los resultados obtenidos en reclusos con puntajes elevados en el PCL-R.
De acuerdo al puntaje obtenido por ellos en cada una
de las cuatro facetas, identificaron tres grupos o subtipos de psicopatía y un cuarto grupo de pseudopsicópatas o sociópatas. Este estudio tuvo sus
consecuencias posteriores, ya que le valió a Hare
para que puliera su PCL-R y publicara en 2003 su
segunda edición. Los 3 subtipos de psicópatas hallados fueron los siguientes:
– Clásico o prototípico: puntaje elevado en las
cuatro facetas.
– Manipulador: puntaje alto en la Faceta 1 (Interpersonal) y en la Faceta 2 (Afectiva), y más
bajo en las otras dos facetas.
– "Macho": puntaje bajo en la Faceta 1 y alto en
las demás.
Tras los resultados obtenidos del total de la muestra,
un 32% correspondía al psicópata clásico o prototípico, un 25% al manipulador, un 27% al "macho" y
un 16% al pseudopsicópata o sociópata. El hallazgo
más destacado fue que los tres primeros subtipos habían obtenido un alto puntaje en la Faceta 2 (Emocional, Afectiva), mientras que los pseudopsicópatas
o sociópatas eran completamente distintos, habiendo obtenido un puntaje significativamente inferior en esta faceta.
Una de las principales implicaciones de este estudio
se relaciona con la posibilidad de tratamiento de
estos sujetos. Dado que la psicoterapia apela principalmente a las emociones, ésta podría resultar más
efectiva para el grupo de los sociópatas que para los
tres subgrupos restantes, debido a sus características
emocionales45. En este sentido, resulta evidente que
el puntaje obtenido en el PCL-R es relevante no sólo
para evaluar la respuesta a los tratamientos psicoterapéuticos, sino también, como pasamos a ver a
continuación, como factor con gran capacidad
predictiva del riesgo de peligrosidad, violencia y
reincidencia46.
Cuad Med Forense 2011;17(3):123-136

Fuquene Sergio

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Conclusiones y discusión
La reformulación del concepto de psicopatía por la
Psicología Criminal y Forense y su separación respecto de la tradición médico-psiquiátrica ha tenido
lugar a lo largo de un proceso histórico cuyos primeros albores apuntan exactamente en el momento en
que Cleckley comienza a estudiar a los psicópatas
que le llegan a su clínica privada, cobrando la psicopatía una verdadera realidad psicosocial y entidad
propia en el mismo momento en que el doctor Hare
retoma los estudios de aquél y los separa del enfoque
psiquiátrico y psicopatológico en el que había estado
encapsulado desde antaño. De esta forma, la psicopatía pasa de ser un concepto nosológico excesivamente amplio, vago y difuso, aceptado y rechazado
simultáneamente por la APA, a ser un constructo psicológico válido y fiable para los nuevos tiempos. Así,
con la aparición del PCL-R, el constructo de psicopatía queda definitivamente operacionalizado, cobra un
auténtico valor empírico que antes era meramente
descriptivo sólo a nivel clínico.
Sin duda alguna, como hemos visto, el concepto de
psicopatía ha sido una fuente constante de controversia y confusión55 a lo largo de los distintos períodos históricos56. Sin embargo, las implicaciones
psicosociales, criminológicas y legales de esta anomalía de la personalidad no son nada desdeñables y
debemos contribuir a la investigación para que las
causas de la misma sigan cobrando aún mayor
claridad científica57-59.
En vistas de la actual discordancia mantenida sobre
el constructo de psicopatía por nuestra Jurisprudencia y Doctrina (tema que abordaremos en una Parte
II de esta amplia revisión y análisis), quizá no seamos muy atrevidos al aseverar que buena parte de la
"culpa" de esta situación descansa, paradójicamente, en el también disenso, aunque en mucha
menor medida, que aún sigue existiendo entre ciertos sectores clínicos y el gremio de investigadores
que dedican sus esfuerzos al estudio de la psicopatía. De ser así, el problema debiera solucionarse de
inmediato consensuando posturas aisladas y minoritarias muy alejadas del consenso generalizado.
Tampoco podemos anclarnos en la errónea premisa
que suele hacerse muchas veces de que todos los
estudios de investigación sobre la psicopatía están
realizados con muestras fundamentalmente norteamericanas, puesto que el PCL-R está publicado en
inglés y baremado para la población citada. Esto no
es cierto: los estudios realizados en España con psicópatas, si bien no son tan numerosos como los foráneos, existen53,59-63, por no mencionar el hecho de
que el PCL-R ha sido convenientemente estandarizado para muestras penitenciarias españolas hace
ya 10 años64, estando actualmente publicado por
TEA Ediciones en España.
Hoy por hoy, la división de la psicopatía en una vertiente emocional-afectiva anómala y otra vertiente
conductual antisocial constituye un logro irrenunciable de los diversos estudios de Hare et al, así como
también de todos aquellos estudios en los que se ha
empleado convenientemente el PCL-R como procedimiento único de evaluación y diagnóstico de la psicopatía. Habiéndose demostrado en reiteradas
ocasiones que psicopatía y TAP no son la misma entidad65-70, no es aventurado decir que la psicopatía
absorbe al TAP, es decir, que el TAP queda comprendido dentro de los rasgos o ítems del Factor 2 del
PCL-R, aunque no necesariamente lo asume como
imprescindible para la calificación o diagnóstico de
psicopatía. En este sentido, quizás no insistamos lo
suficiente cuando volvemos a recordar que psicopatía no es sinónimo de criminalidad o, en otras palabras, que ni todos los psicópatas son delincuentes,
ni todos los delincuentes son psicópatas63.
Cuad Med Forense 2011;17(3):123-136




Fuquene Sergio

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SOBRE LA PSICOPATÍA
11º Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis 2010
www.interpsiquis.com - Febrero-Marzo 2010
Psiquiatria.com


No está loco, no es alguien que no comprenda lo que hace ni obre por impulsos. Planifica, sigue un
hilo coherente y eficaz en su objetivo y lo mantiene. No obró solo, nadie puede mantener un sistema
durante tanto tiempo sin secuaces. Pero, para acercarse algo al manejo de un psicópata, hay que
conocer el uso sutil del miedo, la ferocidad de la coerción, la ternura fingida, la maestría en la
manipulación, la mentira, la regulación armoniosa del terror y la esperanza: dos fantasmas que
agita ya para conseguir, ya para apaciguar. No es útil aquí el uso de la empatía. No podemos estar
en su lugar. Sólo nos está permitido observar el horror de la desmesura.
Hugo Marietan, marzo 2009
La formación de la libertad interior
¿Cómo es el proceso de la libertad interior?, ¿cuándo se produce? Es un proceso que se van dando
a lo largo de toda la vida. Es una resultante entre el deseo del individuo y las limitaciones del medio.
Esto es lo que dejan hacer las leyes y esto es lo que yo quiero hacer.
La acentuación de esa tremenda batalla entre la ley introyectada y la ley por la que el sujeto quiero
regirme se da en la adolescencia. En la adolescencia se da la enorme rebeldía de querer imponer
su propia ley. En la cadena que forma la ley del otro introyectada, en la cadena de la ley que le
formaron los otros, el adolescente siente la necesidad de cortar algunos eslabones, tirarlos y poner
algunos eslabones propios, para poder tener una identidad propia y para saber cómo pararse frente
a la vida. Debe, nada menos, que crearse una identidad. Es por eso que ciertas conductas del
adolescente nos parecen tan "locas". Los adultos, que tenemos ya estabilizado nuestro sistema, ya
sabemos que podemos hacer y que no y sabemos cómo reprimirnos. Y nos resultan raras las
rebeldías del adolescente, y, en realidad lo que está haciendo el adolescente es construyéndose a sí
mismo, es la gran etapa de creación en el ser humano. En esta etapa él decide una cosa
importantísima, si va a seguir sus propios sueños o si va a trabajar para los sueños de los demás.
Este proceso de creatividad de la individualidad, lo saben milenariamente los militares y los
religiosos, por eso los captan a sus integrantes de muy chicos, y sobre todo ponen mucha
acentuación en la adolescencia para inculcarles las doctrinas. Y una vez inculcadas esa mente queda
dogmatizada.
La adolescencia es una etapa dolorosa que viven la mayoría de las personas, sin embargo hay un
tipo de personas que no pasa por esta etapa para construir su propia libertad interior, ese es el
psicópata.

Hidalgo Yrianna

#29
En esta pequeña pero interesante introducción se va mas en parte a mi opinión propia y a algunos artículos que he consultado, esta muy interesante este tema ya que es tan profundo, pero también tan interesante, que en realidad debería de ser esos temas que se le debería de regalar mas importancia y también para mas adelante hablar sobre un articulo nuevo, que mas adelante se los haré conocer.

Introducción.
Evidencias de alteraciones cerebrales, cognitivas y emocionales en los psicópatas.

La psicopatía es un concepto antiguo que sigue teniendo gran repercusión en la sociedad actual. Así, los medios de comunicación nos muestran con relativa frecuencia brutales crímenes que se atribuyen a hipotéticos "psicópatas". Debido a su falta de inclusión como categoría diagnósticas en las clasificaciones internacionales de enfermedades mentales resulta necesario esclarecer su término y delimitar sus características definitorias. Se presenta una revisión de las evidencias que relacionan la posible afectación de los lóbulos frontales, ya sea estructural o funcionalmente, y la conducta del psicópata. Los datos revelan aparentes alteraciones en las técnicas de neuroimagen, actividad eléctrica cerebral, funcionamiento bioquímico y actividad del sistema nervioso autónomo. Asimismo se ha demostrado el déficit que presentan los psicópatas en el procesamiento emocional y en las funciones ejecutivas. A pesar de estas evidencias, hoy en día el psicópata no es considerado legalmente como un enfermo con afectación orgánica.
En la presente revisión teórica analizamos las posibles relaciones entre la psicopatía subclínica y las diversas manifestaciones de maltrato psicológico en las relaciones íntimas. Para ello es preciso delimitar el concepto de psicopatía subclínica.
Existen distintos tipos de mujeriegos. El fogoso, empujado por sus hormonas, está constantemente buscando una mujer, sin discriminar mucho, con la cual saciar su imperioso apetito. Lo caracterizan la frecuencia de relaciones sexuales y la avidez por el acto sexual en sí.
Evidencias de alteraciones cerebrales, cognitivas y emocionales en los" psicópatas"
La psicopatía es un concepto antiguo que sigue teniendo gran repercusión en la sociedad actual. Así, los medios de comunicación nos muestran con relativa frecuencia brutales crímenes que se atribuyen a hipotéticos "psicópatas".
Existen diferentes tipos de psicópatas como:
psicópatas personalidad
psicópatas perfil psicológico
niños psicópatas
delincuentes psicópatas
personas psicópatas
psicópatas mujeres
psicópatas asesinos
psicópatas intervención
Consideraciones en torno a la" imputabilidad disminuida" con especial referencia a los psicópatas: su tratamiento y los denominados" establecimientos de Uno de los problemas que mas ha atraido la atencion de medicos y juristas ha sido, sin duda, el de la responsabilidad juridico penal de los denominados, impropiamente, importables disminuidos o semi- intpittables.
Psicopatía y liderazgo, los psicópatas que nos gobiernan pocos momentos encontramos en la historia, en los que el desprecio a los valores morales y espirituales haya sido tan evidente como en la actualidad. Podríamos atribuir dicho comportamiento a la validez que se le otorga a todo lo relacionado con lo material, o tal vez ...